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Uruguay construye otra planta de celulosa y aumenta la tensión con Argentina

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El conflicto entre ambos países por el impacto ambiental de las papeleras se mantiene desde 2005, cuando el Gobierno uruguayo aprobó la instalación de una planta cerca del fronterizo Río Uruguay.
Uruguay construye otra planta de celulosa y aumenta la tensión con Argentina

El Gobierno argentino le solicitó a las autoridades uruguayas realizar un monitoreo en conjunto sobre impacto ambiental en el Río Negro, que desemboca en el Río Uruguay, también compartido por Argentina, informa El Entre Ríos. En aquella zona del territorio charrúa, cerca de la ciudad de Paso de los Toros, la Administración de Tabaré Vázquez aprobó la construcción de una nueva planta de pasta de celulosa, el material más utilizado para producir papel. 

La compañía multinacional a cargo del proyecto es UPM-Kymmene Corporation, una empresa finlandesa dedicada a la fabricación de pulpa de celulosa, papel y madera. Según informó El País en 2016, el producto generado en el establecimiento será transportado en tren —cuyas vías férreas deben construirse— hacia Montevideo, la capital uruguaya, y desde allí se trasladará en barcos hacia mercados europeos y asiáticos. La información cobra sentido si se considera que Uruguay tiene un mercado interno pequeño, con 3,4 millones de habitantes, y no todos son económicamente activos.

Cabe destacar la ubicación estratégica del nuevo emprendimiento: Paso de los Toros cuenta con importantes bosques de eucalipto en sus cercanías. Como Argentina en el siglo XIX, cuando los capitales británicos desarrollaron su red de ferrocarriles para exportar la materia prima local, en 2017 Uruguay amplía sus vías dándole la bienvenida a capitales finlandeses, solo que el dinero saldrá del Estado uruguayo mediante una licitación pública.  

Aunque el proyecto todavía no está terminado —esperan que se concluya antes del 2020—, el diario uruguayo publicó que UPM invertirá unos 5.000 millones de dólares en la construcción de la obra y su puesta en marcha. Es necesario resaltar que esta empresa tiene en la localidad de Fray Bentos otra planta funcionando desde 2007, antiguamente conocida como Botnia —así se llamaba la otra compañía de Finlandia participante en aquel entonces—, pero luego fue adquirida por la empresa actual y cambió de nombre. 

Las actividades de aquella fábrica, que está emplazada a orillas del Río Uruguay, que limita con Argentina, generaron el repudio de ambientalistas y gran parte de la sociedad argentina, que realizaron masivas movilizaciones para mostrar su rechazo. Por citar un ejemplo, 40.000 ciudadanos interrumpieron en 2005 el tránsito del puente internacional Libertador General San Martín, que une a estos dos países, para oponerse al desarrollo del emprendimiento que, según entienden, es contaminante. La polémica saltó al plano internacional y creció la tensión en las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. 

Postura uruguaya

Desde la clase dirigente de Uruguay se destacan los aparentes beneficios que traerá el proyecto para las arcas de esa nación sudamericana: "Generaría recaudación adicional por tributos de aproximadamente 120 millones de dólares anuales", dijo la ministra de Industria, Carolina Cosse, citada por El Observador

Asimismo, la creación de nuevos puestos de trabajo es un bastión fundamental para defender la obra. Aunque desde la empresa estiman que se generarán 4.000 nuevos empleos directos en su fase de operación, sumados a los obreros requeridos para la construcción, este medio resalta que en la planta de Fray Bentos no trabajan más de 800 personas, desconfiando de esta promesa. Sin embargo, es muy pronto para sacar conclusiones en materia laboral.

Asimismo, ese Gobierno sostiene que la nueva planta se construye en el interior de Uruguay y no en una zona lindera con Argentina, desconociendo la conectividad de los ríos involucrados. Por otro lado, según El País, el mandatario Tabaré Vázquez aseguró que Mauricio Macri le dio el visto bueno para desarrollar el proyecto. 

Además, el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, le expresó a RT que la instalación de la nueva planta "no altera para nada las relaciones diplomáticas con Argentina", y argumentó: "Está muy lejos del Río Uruguay. Ya le fue comunicado a la Argentina y, aunque no necesitemos su beneplácito, no pusieron reparos".

Postura argentina

Mauro Vazón, dirigente de la coalición gobernante argentina Cambiemos, y quien preside la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), instó a sus pares del país vecino a realizar un monitoreo conjunto en la desembocadura del Río Negro, para medir el impacto ambiental de la nueva planta de celulosa. 

Actualmente, este organismo binacional controla los 500 kilómetros de extensión del río compartido. Es decir que, además de los puntos de control ya existentes en estas aguas internacionales, ahora se solicita colocar uno nuevo cerca de Paso de los Toros, en el interior de Uruguay. 

Por otro lado, vale mencionar que la sintonía entre Vázquez y Macri es de vital importancia, considerando que Argentina, Uruguay y Paraguay se postulan para ser anfitriones en el Mundial 2030. ¿Se resolverá el conflicto ambiental para entonces?

Lucha ambientalista

Al otro lado de Fray Bentos, es decir, cruzando el río hacia el territorio argentino, se encuentra la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, reconocida por sus fiestas de carnaval en febrero, durante el verano austral. Si algo caracteriza a esta localidad, es el sentimiento de arraigo y pertenencia a su tierra. Sería difícil encontrar a algún vecino, de los más de 100.000 habitantes, que desconozca el conflicto entre su pueblo, la empresa UPM y ambos Estados. 

Carteles en comercios, remeras y banderas colocadas en los autos reproducen la misma consigna, como si fuese un grito: "¡No a las papeleras!". "Fuera Botnia" es una de las pintadas callejeras más habituales, aunque ahora la multinacional es otra. Sin embargo, el problema es el mismo. Desde la playa argentina puede observarse el gran edificio de Fray Bentos junto al río, largando humo por sus chimeneas. No hace falta tener un largavistas para percibirlo. 

"Los efluentes son aéreos y acuáticos", destaca Juan Varonesi, de 81 años, miembro de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, y añade: "Lanzan enormes cantidades diarias de gases". Sobre ello, suma que "con el viento se expanden", y advierte: "Hay lluvias ácidas y lo que cae al suelo es tóxico".

El ambientalista también subraya que "a veces llegan nubes de mal olor", y no escatima en calificativos: "Es horrible e inaguantable". El aroma, según Varonesi, "es un claro signo de contaminación". Para este vecino, el impacto ambiental repercute fuertemente en la fauna de aquella zona: "Es difícil de comprobar que el aire nos contamina, pero hay presencia de gases sulfúricos. La flora de la zona cambió y hay árboles que se secan solo de un lado. No son cosas alarmantes, pero le pedimos a los gobiernos y la comisión binacional que hagan los estudios pertinentes". 

"Esconden todo"

Además, Juan subraya que "los efluentes acuáticos que tira la pastera al Río Uruguay están mezclados con productos usados para separar la celulosa", y agrega que "devuelven el agua con mayor temperatura, lo cual no es aceptable". Al respecto, explica que "los peces sufren esas consecuencias", y reitera: "Es comprobable, pero hay poco interés en que ello se constate. Esconden todo".  

Por otro lado, el entrevistado expone que "el tribunal de La Haya dictaminó que Uruguay violó tratados", aunque no frenó el funcionamiento de la planta porque Argentina no demostró la contaminación que denuncian los vecinos de Entre Ríos. Para hacer los controles pertinentes, la CARU tiene un comité científico, "pero no funciona como se ordenó desde La Haya". Y explica: "Pedimos que los estudios se hagan en las bocas salideras de agua de la planta y en la chimenea, pero esto no es permitido por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) de Uruguay, ni mucho menos por la empresa. Los análisis se hacen a 8, 10 o 15 kilómetros de distancia, donde los efluentes ya están diluidos".

Juan Veronesi, miembro de la Asamblea Ambientalista de Gualeguaychú.
Juan Veronesi, miembro de la Asamblea Ambientalista de Gualeguaychú.
"Hay lluvias ácidas y lo que cae al suelo es tóxico".

Para cerrar su idea, subraya: "Nadie cayó muerto por haber tomado agua del río o por haber respirado el aire que circunda, pero ha habido concurrencia a los hospitales, tanto en Fray Bentos como en Gualeguaychú, de forma alarmante, sobre todo en épocas donde el viento trae los malos olores". Asimismo, manifiesta: "Nos oponemos rotundamente a la nueva pastera de Uruguay". 

Gualeguaychú está a tan solo 27 kilómetros del establecimiento, pero "en Fray Bentos se registran cánceres y abortos espontáneos de forma exagerada desde que esa planta empezó a funcionar". Sobre el ámbito interno, puntualiza que "Argentina tiene más de diez plantas de celulosa para papel, pero entre todas no producen ni la mitad de UPM, y están distribuidas", y termina: "De todas formas, también contaminan". 

Por el lado de la compañía, en su sitio web resalta que se realiza un monitoreo ambiental continuo, que estudia los posibles impactos vinculados a la meteorología, fauna, el aire, ruido, la arqueología, el suelo, las aguas subterráneas, la flora y la vida social del entorno. A su vez, explica que analiza constantemente el Río Uruguay, destacando los buenos resultados en sus investigaciones. 

Mientras tanto, según Diario del Sur Digital, la planta que se construye en Paso de los Toros producirá unas 2.600.000 toneladas de celulosa por año, duplicando lo generado por la fábrica que UPM tiene en Fray Bentos y genera pesadillas entre los ambientalistas. 

Leandro Lutzky

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