Este 18 de enero, el papa Francisco aseguró que las acusaciones contra el obispo chileno Juan Barros —señalado por encubrir los abusos que habría cometido el exsacerdote Fernando Karadima— son "calumnias" y tres de las presuntas víctimas del religioso calificaron esas palabras de "ofensivas".
Como respuesta, José Andrés Murillo, James Hamilton y Juan Carlos Cruz ofrecieron una rueda de prensa para mostrar y recordar las pruebas que tienen contra Barros, actual obispo de la ciudad de Osorno e integrante "del círculo íntimo" del presunto abusador durante casi 40 años.
Murillo manifestó que el prelado estaba al tanto de los abusos "psicológicos" y "sexuales" cometidos por Karadima y, a pesar de ello, "nunca denunció" la situación: en los años 80, varias personas enviaron al cardenal Fresno, entonces arzobispo de Santiago, una misiva "acusando al sacerdote" y, como Juan Barros era su secretario personal, "se ocupó de eliminar esta carta".
Según las personas que comparecieron ante los medios, esas pruebas "están en la causa y en el fallo" de la jueza que estuvo a cargo del caso y el propio Francisco manifestó en 2015 que conocía la "compleja situación" del mitrado.
Declaraciones sorprendentes
Ese año, Jorge Mario Bergoglio habría escrito "al Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile" en la que afirmó que "quiso aceptar el retiro" de los obispos "formados por Karadima" para que Juan Barros se tomara un año sabático, pero "el nuncio no lo habría permitido".
En cambio, durante la visita a Chile que comenzó esta semana el papa Francisco se expresó con dureza: "El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia. ¿Está claro?".
Para sorpresa de los denunciantes, Bergoglio realizó esas declaraciones dos días después de pedir perdón por los escándalos en los que se ha visto envuelta la Iglesia católica en distintos países.