El presidente Trump invita a cientos de personas a comer salchichas y rezar
Este jueves 1 de febrero, cientos de políticos y empresarios, tanto estadounidenses como extranjeros, se han reunido en Washington para atender al Desayuno de Oración Nacional. El invitado principal es el presidente de EE.UU., Donald Trump. ¿Qué es este insólito evento, que sucede ya por 66.ª vez y que ninguno de los últimos once presidentes pasó por alto?
¿Quién participa?
En la actualidad puede contar aproximadamente con 4.000 participantes. Entre ellos están los líderes del ámbito político y empresarial del país norteamericano. Cada año están presentes en el desayuno dos oradores: el presidente estadounidense y una persona de renombre cuya identidad se esconde hasta el último momento. La entrada se consigue únicamente bajo estricta invitación. Sin embrago, la religión del invitado no importa, puede ser tanto de fe cristiana, como judía o musulmana
Tradiciones y origen del evento
El Desayuno de Oración se celebra habitualmente en el hotel Washington Hilton cada primer jueves del mes de febrero. En el menú figuran huevos, salchichas, 'muffins' y avena. La tradición se remonta a la década de los años 30 del siglo pasado. El creador de la iniciativa fue Abraham Vereide, un sacerdote de la iglesia metodista en Seattle. Más tarde, este se mudó a Washington, donde esta reunión se hizo muy popular y el evento empezó a ser frecuentado por miembros del Congreso. Así fue como en 1953, invitado por un senador, atendió al desayuno el presidente Dwight Eisenhower.
¿Cuál es el objetivo de las reuniones?
Inicialmente, Vereide invitaba a funcionarios, empresarios y clérigos para discutir en un ambiente informal los asuntos más acuciantes del país, como, por ejemplo, el problema de la pobreza. Su temprano horario fue elegido con el propósito de que el acto no interfiriera con otros asuntos familiares y profesionales.
Oficialmente, se considera que este desayuno especial supone una oportunidad para recibir una iluminación espiritual. Los expertos, sin embargo, declaran que, para muchos, el objetivo de la asistencia al evento no tiene nada que ver con la religión, sino que está dictado por un interés pragmático: tener la posibilidad de conocer en persona al presidente de EE.UU., hacer nuevos amigos poderosos y averiguar quién es quién en la élite política.
¿Pueden venir invitados de otros países?
Sí, pueden asistir personas que no tengan ciudadanía estadounidense. Así, por ejemplo, a pesar de los problemas en las relaciones entre EE.UU. y Rusia, una delegación rusa, compuesta por políticos, funcionarios y científicos, visitó Washington el año pasado para participar en el evento.
Este año, debería asistir al acto la candidata a la presidencia rusa Ksenia Sobchak, no obstante los representantes del Parlamento de Rusia rechazaron la invitación como gesto de protesta por la publicación por el Departamento de Tesoro de la llamada 'lista de Kremlin', que incluye nombres de funcionarios y hombres de negocios rusos que podrían enfrentar en el futuro sanciones por parte de las autoridades estadounidenses.