Los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018 se han convertido en escenario de un notable acercamiento entre las dos Coreas. Prueba de ello es que con motivo de la cita olímpica viajaron a la República de Corea no solo deportistas norcoreanos, sino también una delegación de alto nivel encabezada por el presidente de la Asamblea Suprema del Pueblo de Corea del Norte, Kim Yong-nam, y Kim Yo-jong, la hermana del líder Kim Jong-un.
El pasado sábado, el líder norcoreano invitó al presidente surcoreano, Moon Jae-in, a visitar Pionyang "lo antes posible". El mandatario ha aceptado la invitación y visitará la capital del país vecino una vez se realicen los preparativos necesarios.
"La Gran Corea"
En opinión del analista Maxím Sokolov, la particularidad del momento consiste en que "por primera vez Pionyang tiene algo que ofrecer".
No se divisa ninguna otra vía para solucionar los problemas de la península
"Concretamente, son armas nucleares y medios de suministro. La unificación del potencial económico del sur con el potencial militar del norte puede convertir a Corea en una de las principales potencias y garantizar su total soberanía", escribe el analista en un artículo titulado 'Malas noticias para EE.UU.: el mundo podría ver una Corea nuclear unificada', publicado por RIA Novosti.
Sokolov reconoce que la cuestión no se resolverá en un futuro cercano, aunque opina que "la perspectiva de una Gran Corea también es atractiva para muchos en el sur".
El miedo
No obstante, el principal obstáculo para que esa unificación se convierta en realidad es, en opinión del analista, "el miedo de todos los participantes".
"Una vieja pesadilla de Seúl es precisamente una unificación precipitada del país, después de la cual multitudes de personas del norte se dirigirían al sur", escribe Sokolov. Mientras tanto, lo que más teme Corea del Norte es perder poder.
A ello se añaden las preocupaciones de otros países. "Es poco probable que a EE.UU. le hagan mucha ilusión las simpatías de Corea del Sur" hacia su vecino, afirma el autor.
"La alianza actual [entre Seúl y Washington] tiene un carácter puramente pragmático, relacionado con la falta de solución de las relaciones intercoreanas. Si existiera una confederación [entre el Norte y el Sur], ¿para qué serviría una alianza con EE.UU.?", se pregunta Sokolov.
"Un camino tortuoso"
Los países vecinos de Corea tampoco "estarán muy entusiasmados cuando en sus fronteras aparezca una fuerte potencia unificada y, además, nuclear", agrega. Por tanto, "el camino de las negociaciones será tortuoso", concluye el autor.
A pesar de todo, el analista opina que "no se divisa ninguna otra vía para solucionar los problemas de la península" que no sea el mantenimiento del 'statu quo' actual.