11 países firman el nuevo acuerdo comercial transpacífico sin EE.UU.

Las naciones participantes, tres de ellas latinoamericanas, buscan el éxito del pacto luego de que Donald Trump retirara a su país.

En Chile nacerá este jueves un nuevo Acuerdo de Asociación Transpacífico que mantendrá con vida este mecanismo comercial, luego de que Donald Trump firmara la salida de EE.UU. en enero de 2017.

El acuerdo fue rebautizado como Acuerdo Progresivo y Global para la Asociación Transpacífica (CPTPP, por sus siglas en inglés), más conocido como TPP-11, en alusión a la cantidad de gobiernos que decidieron sostener la iniciativa, destinada al libre comercio entre algunos países del océano Pacífico: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

El nuevo tratado entrará en funcionamiento 60 días después de ser ratificado por los parlamentos de seis de los 11 países firmantes.

Versiones de prensa coinciden en señalar que el acuerdo pudo mantenerse a flote debido a las gestiones lideradas por el primer ministro japonés, Shinzo Abe. Aún así, se deja una puerta abierta por si EE.UU. decide regresar y sumarse al tratado.

Lo que se conoce

A finales de 2017, los ministros de comercio de estas 11 naciones anunciaron que habían logrado pactar los "elementos centrales" del nuevo acuerdo sin la presencia de EE.UU. Algunos rasgos del tratado son:

El mercado que queda

El primer TPP, con EE.UU., sumaba a las economías que tenían el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. El TPP-11 solo agrupa al 13%.

Así, al concluir el 2014, las exportaciones de los integrantes del primer TPP sumaron 4,22 billones de dólares, lo que representó un 24,9% del total mundial. Estas cifras se reducirán cuantiosamente sin EE.UU. en el escenario, asegura el Diario Jornada.

No obstante, el actual acuerdo comercial posibilita un mercado de 463 millones de habitantes, con un PIB per cápita promedio de 22.000 dólares.

Fuera del acuerdo

Algunos temas sensibles para los firmantes fueron suspendidos por consenso. Son aspectos relativos a inversión, propiedad intelectual o productos farmacéuticos.

Además, un total de diez artículos serán discutidos más adelante porque tocan aspectos relativos a los derechos de autor, patentes, medidas de protección digitales de propiedad intelectual o obligación de proveedores de servicios de Internet para evitar piratería de contenidos protegidos.

Latinoamérica en el tablero

La aspiración de los países latinoamericanos que firmaron el tratado (México, Chile y Perú) es que el TPP-11 les permita comerciar con las potencias económicas que figuran en la lista de los 25 países con mayor PIB del mundo: Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda o Brunei.

Analistas que se oponen a este tipo de acuerdos coinciden en que el TPP hace perder mercados internos a los países latinoamericanos, pero bajo la promesa de compensar la balanza con las exportaciones.

"En esos tratados los gobiernos entienden que algo se va a sacrificar a cambio de inversiones extranjeras o de generación de empleos. Todo tratado es un sacrificio para los países menos desarrollados", detalló Eduardo Samán, exministro de Comercio de Venezuela.

No solo economía

Por su parte, José Gabriel Giavedoni,doctor en ciencias políticas y miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, explica que "todo tratado comercial es fundamentalmente una definición de principios políticos, y no meramente económicos".

El TPP, impulsado por Barack Obama, "era una fase superior" del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Un intento de acuerdo comercial "que fue liquidado por Hugo Chávez, Lula Da Silva y Néstor Kirchnner en la cumbre de noviembre de 2005", dijo el investigador.

De allí que el primer TPP, continúa Giavedoni, era fundamentalmente un intento "de recobrar la fortaleza de EE.UU., en su patio trasero y en regiones de Asia". Además, era "un mecanismo poco disimulado con el que Washington entraba a disputarle hegemonía a China", indicó.

Cautela

El académico argentino recordó que el triunfo electoral de Donald Trump echó por tierra "no la aspiración de dominio estadounidense, sino el modo con el que pretende hacerlo", de allí su salida del TPP y el anuncio de una era de acuerdos comerciales bilaterales.

Según Giavedoni, este nuevo acuerdo transpacífico, sin la presencia de EE.UU., podría ser mirado con buenos ojos, ya que la sola presencia del Gobierno estadounidense "tiende a generar sospechas".

El derogado TPP fue condenado en su momento por las condiciones que presentaba, dijo, pero a partir de este 8 de marzo, "habrá que hacer el mismo ejercicio de evaluación con este TPP-11".

Ernesto J. Navarro