Luego de pasar 340 días en la Estación Espacial Internacional (EEI), entre 2015 y 2016, Scott Kelly regresó a la Tierra y fue sometido a una serie de estudios por parte de la NASA. Las pruebas ratificaron lo que habían esbozado lo primeros estudios: el ADN del astronauta ya no era el mismo, reseñó Live Science.
La estadía de Kelly en el espacio formó parte de un experimento llamado Estudio de Gemelos, que consistía en analizarlos antes, durante y después de la travesía para comprobar qué cambios se podrían sufrir en el espacio.
Para eso, mientras Scott viajó a la EEI, su hermano Mark Kelly, un astronauta retirado, se quedó en tierra.
Pasado el año, los gemelos fueron comparados y los resultados fueron contundentes: Scott tenía cinco centímetros más de altura, su masa corporal había disminuido y sus bacterias intestinales ya no eran las mismas, todo esto, como consecuencia de la falta de gravedad y la escasa cantidad de oxígeno que hay en el espacio.
No obstante, con el paso del tiempo, la mayoría de los parámetros volvió a los niveles previos al viaje.
Un ADN distinto
Hubo algo, sin embargo, que no regresó a sus valores normales: su ADN, ya que el 7% del código genético del astronauta permaneció alterado y así seguirá de manera permanente, detalló el informe de la NASA, lo que se debió al denominado 'estrés del espacio'. De esta manera, los gemelos ya no tendrán idéntico código genético.
"A menudo, cuando el cuerpo encuentra algo extraño, activa una respuesta inmune. El cuerpo piensa que hay una razón para defenderse. Sabemos que hay aspectos de estar en el espacio que no son agradables y esta es la manifestación molecular del cuerpo que responde a ese estrés", explicó el investigador y profesor asociado del Weill Cornell Medical College, Christopher Mason.
Por último, la NASA aseguró que la presencia de un año de Kelly en la EEI —cuando la mayoría de las misiones duran seis meses— representa un paso adelante en la intención de realizar una "misión de tres años a Marte".