El 14 de mayo Israel celebra el Día de la Independencia, fecha en que se conmemora la Declaración de independencia del país, ocurrida el 14 de mayo de 1948.
Sin embargo, para miles de palestinos no es un motivo para festejar. El 15 de mayo, justo después de la fiesta israelí, llega la Nakba ("Día de la Catástrofe", en árabe), un día de luto nacional entre los palestinos, que conmemora la expulsión de la población palestina de sus hogares como consecuencia del nacimiento del Estado de Israel en 1948.
Este año, la tensión habitual para estos días en Oriente Medio se agudiza aún más por la ceremonia oficial del traslado de la embajada de EE.UU. en Israel a Jerusalén.
La polémica decisión
En diciembre pasado, el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció la controvertida decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y comenzar el proceso de traslado de la embajada estadounidense a esa ciudad. El anuncio de la Casa Blanca significó el cumplimiento de una promesa electoral de Trump y derrumbó décadas de política exterior estadounidense sobre la ciudad en disputa.
Israel considera que toda Jerusalén es su capital indivisible. En Jerusalén Oeste se encuentra la sede del Gobierno de Israel. Por su parte, los palestinos ven a Jerusalén Este como la capital de un futuro Estado palestino. Por esa razón, todos los presidentes de Estados Unidos desde la fundación de Israel en 1948 han localizado la embajada de su país en Tel Aviv.
La soberanía israelí sobre Jerusalén no es reconocida internacionalmente y, de acuerdo con los acuerdos de paz entre Israel y Palestina de 1993, el estatus final de Jerusalén debe discutirse en las últimas etapas de las conversaciones de paz.
Las raíces del conflicto
La decisión de EE.UU. de reconocer a la ciudad de Jerusalén como la capital de Israel, tiene profundas raíces en el pasado. En diciembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó, pese al rechazo de los árabes, el plan de división de Palestina, entonces bajo mandato británico. Este plan preveía la creación de dos Estados independientes, uno árabe y el otro judío, y una zona internacional en Jerusalén bajo control de las Naciones Unidas.
El 14 de mayo de 1948, los judíos proclamaron la fundación del Estado de Israel, lo que desencadenó el inicio de una guerra entre los colonos hebreos y varios Estados árabes. Egipto, Siria, el Líbano, Transjordania, Arabia Saudita, Irak y Yemen introdujeron casi inmediatamente tropas en Palestina, pero los israelíes lograron rechazar el ataque y en 1949 ganaron la guerra, quedándose con gran parte del territorio palestino.
En 1967, tras varios enfrentamientos fronterizos entre Israel y los Estados árabes vecinos, sobre todo Siria, y viendo que un conflicto bélico era casi inevitable, Israel lanzó un ataque preventivo. Estalló así la llamada Guerra de los Seis Días contra la coalición compuesta por Egipto, Siria, Jordania e Irak. El conflicto bélico, que resultó en la completa derrota de los aliados árabes, cambió drásticamente el panorama de la ya de por sí conflictiva región.
Como resultado, Israel conquistó la península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Oriental ―incluyendo la Ciudad Vieja― y los Altos del Golán. Israel declaró que Jerusalén formaba parte de su Estado como su capital, pero este hecho no fue reconocido por la comunidad internacional ni por la ONU, que consideraron estos territorios como "ocupados".
Reacciones tras la decisión de Trump
El anuncio de Trump rompió con décadas de neutralidad de Estados Unidos sobre el conflicto israelí-palestino, lo puso en desacuerdo con la mayoría de la comunidad internacional y encendió una oleada de violentas protestas y disturbios en varios países de Oriente Medio.
El anuncio fue criticado por la mayoría de los líderes mundiales y regionales. Se propuso una moción para condenar el movimiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero fue vetada por Estados Unidos. La Asamblea General de las Naciones Unidas más tarde aprobó una moción condenando el anuncio de Trump con 128 votos a favor, 9 en contra y 35 abstenciones.
Mientras que Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, aplaudió la decisión de EE.UU., la misma fue recibida con ira y manifestaciones de los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza. El grupo militante palestino Hamás, respaldado por Irán, declaró el inicio de la tercera intifada palestina.
Hasta el momento, al menos cuatro países ya han anunciado su intención de trasladar su embajada a Jerusalén tras la decisión de EE.UU.: Guatemala, Honduras, Rumania y Paraguay.
Protestas y más polémicas ante la inauguración
En las horas previas a la inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén, en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel se han intensificado enfrentamientos masivos entre palestinos y las fuerzas de seguridad.
Los disturbios han causado decenas de muertos entre los manifestantes palestinos y casi 2.000 heridos. Las Fuerzas de Defensa de Israel han declarado "zona militar cerrada" el área de la valla fronteriza con la Franja de Gaza.
Como si la reubicación de la embajada de EE.UU. necesitara de más controversia, el sacerdote escogido para dirigir una oración en la ceremonia de inauguración es, según Fox News, Robert Jeffress, un polémico predicador bautista y simpatizante de Donald Trump desde hace mucho tiempo. Jeffress tiene todo un historial de intolerancia religiosa extrema y es conocido por etiquetar casi cualquier religión que no sea la suya como herejía.
Mientras que el pastor ha arremetido contra casi todas las religiones, el blanco principal de sus criticas es el islam. Argumentando que es una religión intrínsecamente violenta, Jeffress afirmó durante un debate televisivo, organizado por Fox News en 2016, que el profeta Mahoma "no era más que un caudillo sanguinario que decapitó a 600 judíos que no lo seguirían en la batalla".
El periodista y analista internacional Rafael Araya Masry ha enfatizado que al reconocer EE.UU. a Jerusalén como la capital de Israel, "también de facto está reconociendo como israelí el resto de los territorios palestinos ocupados sin que esto tenga una solución de continuidad".
¿Quién asiste la inauguración?
El presidente Trump anunció anteriormente que no asistirá a la inauguración de la nueva embajada. Sin embargo, será representado en el evento por una delegación estadounidense de alto nivel, que incluye a su hija Ivanka Trump y al esposo de esta, Jared Kushner, asesor principal del mandatario estadounidense, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y el subsecretario de Estado, John Sullivan.
Se espera que el propio Trump se dirija a los asistentes a la ceremonia de apertura a través de un teleconferencia.
Cabe destacar que esta jornada no se abrirá un nuevo edificio: una pequeña embajada interina comenzará a operar dentro del consulado estadounidense existente en Jerusalén. Un sitio más grande se designará posteriormente, cuando el resto de la embajada se mude de Tel Aviv.
Por su parte, Benjamín Netanyahu invitó a la apertura de la embajada a todos los países que cuentan con misiones diplomáticas en Israel. Pero solo 33 de estos 86 Estados han confirmado su participación. El analista internacional Alberto García Watson ha señalado que "los que están apoyando con su presencia" la decisión de Trump respecto a esta apertura "son países marginales". Esto, según el experto, "demuestra la falta de apoyo internacional".