El traslado de la embajada de EE.UU. a Jerusalén deja "asesinatos en masa, ocupación y guerra"

La política de Donald Trump en Oriente Medio se ha convertido en "una locura absoluta", opina un analista a raíz de la reciente inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén.

La inauguración este lunes de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén se ha visto envuelta de "un grotesco bautismo de asesinatos de palestinos, anunciando una guerra más amplia en Oriente Medio", escribe en un artículo para RT el analista internacional Finian Cunningham. "La decisión de Trump […] no pudo haber sido más provocadora y criminal", recalca Cunningham.

El analista recuerda que el acto de apertura de la embajada de EE.UU. en Jerusalén coincidió con el aniversario de la Nakba (Día de la Catástrofe, en árabe), una jornada de luto nacional entre los palestinos en la que se conmemora la expulsión de la población palestina de sus hogares a consecuencia del nacimiento del Estado de Israel en 1948. Para Cunningham este hecho demuestra el "descarado apoyo del Gobierno de Estados Unidos a la violencia israelí" y cómo el país norteamericano consiente la ocupación israelí del territorio palestino.

Asimismo, señala que la indiferencia de la mayoría de estados europeos favorece que la región se sumerja en un "baño de sangre". A todo esto debemos sumar la polémica retirada de EE.UU. —también promovida por el presidente estadounidense— del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), el histórico acuerdo nuclear con Irán, a pesar del esfuerzo diplomático del resto de potencias integrantes de dicha alianza internacional para intentar evitar la salida de EE.UU. Ambas decisiones auguran un futuro cercano poco esperanzador para una región que en las últimas décadas se ha caracterizado por su inestabilidad política, señala el analista.

1995, origen del traslado

Cunningham explica que lo que el presidente de EE.UU., Donald Trump, definió como "un reflejo de la realidad", es el resultado de una decisión tomada por Washington en 1995, la llamada Ley de la Embajada en Jerusalén, aprobada durante la legislatura de Bill Clinton y cuya aplicación decidieron retrasar tanto George W. Bush como Barack Obama e incluso el propio Clinton, alegando que dicha medida dependía del progreso de las conversaciones de paz.

En opinión de Cunningham, "Estados Unidos respalda abiertamente la conquista israelí del territorio palestino y la opresión de los palestinos", en lugar de ejercer como mediador entre las dos partes, papel que asegura llevar a cabo, indica el analista. Del mismo modo, señala que la decisión de EE.UU. fue aplaudida por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que dio las gracias a Trump por "hacer que Israel vuelva a ser grande", instando a otras naciones a hacer lo propio, afirmando que la reubicación de sus embajadas de Tel Aviv a Jerusalén contribuiría con la paz en la región.

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El artículo termina diciendo que es necesario que Europa, "que se ha atado demasiado tiempo al naufragio que es la política de EE.UU. en Oriente Medio", comience a alejarse de Estados Unidos y lleve a cabo una política exterior independiente, que debe basarse en un proceso de paz que asegure los derechos de los palestinos, así como en la oposición a los intentos estadounidenses de acabar con el acuerdo nuclear con Irán,"antes de que sea demasiado tarde".