Organizaciones y activistas defensoras de los derechos de los migrantes realizarán este sábado 600 marchas en EE.UU. en protesta por la política migratoria del presidente Donald Trump.
Las movilizaciones han sido convocadas para exigir la rápida reunificación familiar de los padres e hijos que han sido separados como parte de la política de 'tolerancia cero', aplicada por la administración Trump, que ha sido blanco de críticas dentro y fuera de EE.UU.
Las marchas discurrirán por ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Appalachia y Wyoming bajo la consigna "las familias deben estar unidas". Aunque la lucha de los activistas viene de lejos, ahora se han sumado a ella nuevas voluntades, como las amas de casa de Portland, Oregon, que manifiestan su indignación por la situación de miles de niños indocumentados en territorio estadounidense.
"No soy radical, no soy activista", admite Kate Sharaf, que participa en la organización de la marcha en Portland y se sumó a la causa de reunir a unos 5.000 manifestantes porque llegó a un punto "en donde sentía que podía hacer más".
Jess Morales Rocketto, directora de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, que representa a las cuidadoras domésticas, muchas de ellas inmigrantes, ha mostrado su sorpresa por la multitudinaria adhesión de estadounidenses que jamás habían participado en el activismo político por los derechos de los indocumentados.
Más presión
Las marchas tienen lugar en un contexto polémico que ha colocado a los migrantes en primer plano. Un juez federal ordenó esta semana la reunificación familiar en 30 días o menos, al admitir la demanda interpuesta por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), que exigía poner fin a las separaciones.
Previamente, presionado por las imágenes y los audios desgarradores de los niños separados de sus padres en los campamentos de reclusión en EE.UU., Trump firmó una orden ejecutiva para prohibir las separaciones.
Sin embargo, el decreto tiene limbos jurídicos y abre el abanico para que los menores de edad permanezcan retenidos indefinidamente junto a sus progenitores, mientras dure su proceso migratorio, tal como admitieron el viernes los abogados del Departamento de Justicia. Esos juicios pueden tardar meses o años en resolverse, lo que contraviene el llamado Acuerdo de Flores de 1997, que impide la retención de niños migrantes por más de 20 días.