El hallazgo con vida de 12 niños y su entrenador 10 días después de que desaparecieran en la cueva de Tham Luang, en el norte de Tailandia, fue sin duda una gran noticia, pero la realidad es que la operación de rescate aún está lejos de concluir felizmente. Inicialmente se advirtió que los trabajos de rescate podrían durar varios meses, pero dado que esta semana se prevén lluvias monzónicas en la zona, es probable que se lleve a cabo un intento de rescate en los próximos días.
"Como pronostican lluvia en los próximos días, la evacuación debe acelerarse", dijo el ministro del Interior tailandés, Anupong Paojinda, citado por The Bangkok Post. "Se utilizarán equipos de buceo. Si el agua sube, la tarea será difícil. Debemos rescatar a los niños antes de que esto suceda", advirtió el ministro. "Los rescatistas tienen que trabajar rápido, porque para el viernes se espera una tormenta, y si la lluvia se reanuda la cueva quedará completamente inundada", advirtió Ruengrit Changkwanyuen, un coordinador del contingente tailandés del equipo internacional de buceo en cuevas. "Si esto ocurre, será casi imposible enviar suministros o mantener el contacto con ellos", añadió el coordinador, citado por The Guardian.
En este momento, la única manera de sacar a los niños de la cueva es buceando por las partes inundadas de la gruta. No obstante, a pesar de que esta es la opción más rápida, también puede ser la más peligrosa. Se calcula que el grupo se encuentra a una profundidad de entre 800 y 1.000 metros bajo la superficie y a unos dos kilómetros de la entrada de la cueva. Para salir, tienen que atravesar un tramo inundado de unos 750 metros, informa News.com.au. Por otra parte, las condiciones son extremadamente difíciles, con fuertes corrientes, barro, una visibilidad casi nula y pasos muy estrechos dentro del sistema de cuevas. Incluso los buzos profesionales tardan varias horas en llegar hasta el grupo desde la entrada.
Otra de las dificultades añadidas es que los niños no saben nadar, y mucho menos bucear. Además, a pesar de que tanto los menores como el entrenador parecen estar física y mentalmente sanos, "están muy débiles", ha señalado uno de los rescatistas, Ben Raymenants. "No tomaron alimento sólido durante 10 días, solo bebieron el agua que gotea de las paredes. Tienen atrofia muscular, apenas se pueden mantener en pie. Así que los están alimentando para devolverles la fuerza poco a poco", agregó el rescatista.
No obstante, incluso si los niños aprenden a bucear y disponen del equipo necesario deberán estar preparados psicológicamente para no entrar en pánico cuando buceen por grutas estrechas y aguas turbias.
Mientras tanto, los rescatistas han pedido una donación de 15 pequeñas máscaras completas de buceo, lo que parece indicar que un intento de rescate es inminente. Una máscara completa es más fácil de usar para los buceadores sin experiencia.
Para facilitar la salida de los niños, los especialistas están drenando el agua de la cueva. No obstante, su nivel desciende muy lentamente, un centímetro cada hora o menos. Aun así, incluso si consiguen reducir significativamente el nivel del agua para que los niños puedan gatear la mayor parte del camino, todavía quedarían algunos tramos bajo el agua.
"Tenemos que estar seguros al 100% de que no hay riesgo para los niños antes de evacuarlos", dijo Narongsak Osottanakorn, el gobernador de la provincia de Chiang Rai, donde se encuentran la cuevas.
Perforar la cueva
Las autoridades tailandesas también han intentado perforar agujeros en la cueva para ayudar a drenar más agua, pero el grosor de la roca ha dificultado los esfuerzos. También se había planteado la posibilidad de perforar un túnel que permita llegar hasta el lugar donde están los niños, pero se concluyó que esta opción no es viable. El Consejo Británico de Rescate en Cuevas ha señalado que el grupo "se encuentra en un espacio relativamente pequeño y esto haría muy difícil cualquier intento potencial de perforación como medida de rescate".
Esperar
Si la opción de que los niños buceen hasta la salida de la cueva no resulta posible, lo más probable es que el grupo tenga que esperar hasta cuatro meses hasta que terminen los monzones y el nivel del agua en la cueva descienda. En el norte de Tailandia la temporada de lluvias suele prolongarse de mayo a octubre. Se informa que miembros de la Marina tailandesa han estado introduciendo en la cueva el agua, los medicamentos y los equipamientos necesarios para garantizar cuatro meses de supervivencia.