Más de 1.100 millones de kilos de carne producida por granjeros estadounidenses se han acumulado en almacenes frigoríficos y la cantidad van a seguir incrementándose, según los últimos datos del Gobierno federal.
La producción récord de carne de vaca, cerdo y aves de corral viene siendo muy dependiente de las exportaciones por superar la demanda interna. Sin embargo, las tarifas sobre la importación de una amplia gama de bienes estadounidenses, introducidas recientemente por varios socios comerciales de EE.UU., han hecho caer las ventas de carne estadounidense en el extranjero.
Este año China y México, los mayores consumidores de carne de EE.UU., han impuesto aranceles sobre la carne de cerdo estadounidense en respuesta a las tarifas impuestas por Washington sobre el acero, el aluminio y otros bienes procedentes de dichos países. La medida ha hecho saltar los precios del jamón, las chuletas e hígados de procedencia estadounidense en aquellos mercados, informa The Wall Street Journal.
"Tendremos una capacidad excesiva en esta industria si no vamos a exportar más productos", comentó Ken Maschhoff, presidente de la empresa de cría de cerdos Maschhoffs.
Según el empresario, su compañía está contemplando la expansión a regiones "menos cargadas geopolíticamente", como Europa del Este o Sudamérica.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. prevé una producción récord de carne de 46.500 millones de kilogramos de carne en 2018.
La merma en las exportaciones y el crecimiento de las reservas nacionales de carne ponen en riesgo los beneficios de productores nacionales, así como los precios del ganado y de las aves de corral.
Los riesgos comerciales y la creciente oferta podrían causar "una de las mayores correcciones que hemos visto en la industria en varios años", opina Christine McCracken, analista de la entidad financiera holandesa Rabobank.