Venezuela se propone regresar al proceso de certificación Kimberley y, de esa manera, recuperar su producción de diamantes.
Recientemente, el ministro venezolano de Desarrollo Minero Ecológico, Víctor Cano, explicó que con esa certificación los diamantes de este país podrán producirse y comercializarse en los mercados internacionales.
El Sistema de Certificación del Proceso Kimberley (SCPK) fue diseñado en el año 2000 por los Estados productores de diamantes de África, y avalado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El SCPK fue creado para evitar que los diamantes conflictivos entren en el mercado y para garantizar a los clientes potenciales que con su compra no estarán financiando guerras o violaciones a los derechos humanos.
Ajustados al derecho
La certificación Kimberley "es una garantía de que los diamantes que se extraen en el territorio de un país se hace mediante métodos que no violan los derechos humanos. Es decir, que no se trata de un diamante sangriento", explicó el ingeniero geólogo Manuel Mendez Tepedino.
En la actualidad, se estima que entre el 97% y el 99% del mercado de diamantes ocurre en países que forman parte de este sistema.
Venezuela perteneció al Proceso Kimberley hasta el año 2008, cuando se retiró bajo el argumento de poner orden en sus cifras de producción de diamantes.
El Gobierno de Venezuela anunció su deseo de regresar a ese sistema en 2014, pero sería en noviembre de 2016 cuando los miembros aceptaron la solicitud.
Solo en los últimos 50 años, Venezuela produjo de manera oficial mas de 20 millones de quilates, los que fueron declarados a las autoridades.
Cifras oficiales indican que desde el 2009 la producción oficial decreció hasta volverse nula, mientras los que se siguen extrayendo al sur del país son contrabandeados y llegan de forma irregular a los grandes mercados del diamante.
El Ministerio de Minería ejecuta un plan para formalizar a los mineros y, con ello, "disminuir el contrabandode diamantes, cuyo principal destino son las islas del Caribe, Colombia y Brasil", aseguró Víctor Cano a RT.
A pesar de que las minas ubicadas en sectores como La Paragua, Icabarú, Paúl, Los Frijoles y Quebrada Grande siguen siendo centros de producción, los diamantes venezolanos extraídos salen del país a través de las fronteras terrestres, fluviales y aérea, sin registros oficiales de producción
No obstante, en marzo pasado, este ministerio informó sobre la entrega de más de 2.000 quilates de diamantes a las arcas del Banco Central de Venezuela (BCV).
Una nación de diamantes
La producción de diamantes de Venezuela inició con el siglo XX, específicamente el año 1908, cuando se obtienen los primeros reportes de extracción en Santa Elena de Uairen, una población localizada en el sureste del estado Bolívar, a unos 20 kilómetros de la frontera con Brasil.
Los yacimientos venezolanos de diamantes más productivos, explotados artesanal e industrialmente, se localizan a lo largo de la cuenca del río Caroní que no está incluida en la demarcación del Arco Minero del Orinoco.
A la fecha, la mayor zona productora de diamantes se encuentra en Guaniamo, una población del sureño estado Bolívar. Cifras extraoficiales calculan que allí se encuentran cerca de 1.000 millones de quilates.
El geólogo Manuel Méndez asegura que "el 85 % de los diamantes" que se encuentran en Guaniamo "son de la más alta calidad y cumplen con los reconocidos criterios de talla, peso, pureza y color".
De las minas de Guaniamo, descubiertas en 1968 y consideradas también las más importantes del Suramérica, se han extraído más de 40 millones de quilates.
Méndez agrega que los "recursos estimados de diamante en Venezuela rondan los 3.200 millones de quilates".
Para todos los mercados
En las minas venezolanas se producen los tres tipos de diamante conocidos: industrial, talla y bort.
Para el geólogo venezolano, los que tienen mayor posibilidad de comercialización, pero también los más costosos, "son los diamantes de talla. El más abundante en el territorio nacional".
Estos cumplen con un parámetro denominado '4C' (por sus siglas en inglés), y que refieren a criterios de: 'cut' (talla o corte), 'carat' (peso), 'clarity' (pureza), 'colour' (color).
Los otros dos tipos (bort e industrial) sirven para la fabricación de brocas para cortes de baldosas o granito, así como para la elaboración de productos abrasivos, mechas empleadas en la perforación de petróleo y bisturíes médicos.
En el caso de Venezuela, precisa Manuel Méndez, "el diamante industrial se pierde, no es aprovechado".
Aún así, los diamantes, junto con otros minerales abundantes como oro, coltán y carbón, integran un menú de opciones con el que el Gobierno de Nicolás Maduro aspira a aumentar los ingresos nacionales, dependientes casi exclusivamente de la venta de petróleo.
En opinión del ministro Víctor Cano, se trata de cuatro minerales que pueden aportar "un resultado rápido para la estabilización de la economía".
Ernesto J. Navarro