Ashwaq Haji Hamid, una joven yazidí que tuvo la mala suerte de toparse en Alemania con el miembro del Estado Islámico (EI) que la había esclavizado en Irak, ha relatado los amargos detalles de lo vivido desde el momento en que fue capturada y vendida hasta el terrorífico reencuentro con su captor tres años después.
La joven relató que los terroristas del EI atacaron la aldea kurda al noroeste de Irak donde vivía con su familia en 2014, capturando a todos sus residentes. Para Ashwaq, el "peor momento" de su vida fue cuando los yihadistas la secuestraron y la separaron de su familia. "Eso fue lo peor que me ha pasado en la vida. Éramos unas niñas cuando fuimos capturadas (…) Arrestaron a todos. Incluso se llevaron a niñas que tenían de 8 años en adelante", recordó.
"Cuando me alejaron de mi familia, supe que no nos harían nada bueno. Nos torturaron, nos violaron, nos vendieron. Sabía que todo esto me esperaba", prosigue su historia. La joven pasó en cautiverio durante 3 meses en una localidad cerca de Mosul, donde un miembro del EI llamado Abo Homam la compró por 100 dólares.
"¿Qué religión es esa?"
"Nos esposaron de manos y pies, y nos llevaron para violarnos. No hablo solo por mí. Hablo por todas las chicas, porque sé que todas pasaron por lo mismo que yo. Niñas de 8 años en adelante, a las que separaron de sus padres, golpearon y vendieron (…) ¿Qué religión es esa?", se preguntó.
Ashwaq y otras chicas con las que estuvo en cautiverio trataron incluso de suicidarse para evitar el sufrimiento que vivían. "Buscamos gasolina, cualquier cosa afilada, cuchillos, tijeras, pero no encontramos nada con lo que quitarnos la vida", dijo.
Además, las jóvenes eran utilizadas por los yihadistas como escudos humanos para evitar ser blanco del Ejército iraquí o de la coalición internacional liderada por EE.UU. Afortunadamente, un día lograron escapar del lugar de su cautiverio aprovechando que los extremistas se habían quedado dormidos.
Casi un año después de la fuga, Ashwaq fue una de las mil beneficiadas de un programa de acogida de refugiados del Gobierno alemán.
"Dejé atrás mi tierra natal, mi familia y todo lo demás para ir a Alemania, solo para olvidar lo que había vivido y visto en manos del EI", pero en aquel momento no sabía que en ese país volvería a encontrarse con Abo Homan. "Estaba muy feliz en Alemania, estaba estudiando y haciendo lo que me gustaba hacer, pero nunca pensé que ese tipo del EI también estaría allí", lamenta.
El reencuentro con su captor
La primera vez que Haji Hamid volvió a ver Homan fue en 2016, en la ciudad de Stuttgart, cuando se dirigía hacia su domicilio.
"Me di cuenta que alguien me seguía, pero pensé que era imposible que un terrorista sepa dónde vivo, especialmente alguien que me ha torturado (…) Entré a casa, miré por la ventana y vi que él estaba husmeando por el lugar", aunque la chica no estaba segura de que era Human, por lo que continuó con su vida con normalidad.
Pero en febrero de este año volvió a encontrarse con el que fuera su captor, cuando un coche se detuvo junto a ella. "En lo único que pensaba en ese momento era en deshacerme de él y escapar", recuerda. Homan le dijo que la conocía, y la joven intentó negarlo, pero el individuo insistió, argumentando que tenía toda la información sobre ella, como el lugar donde vivía y con quién, dónde estudiaba y a lo que se dedicaba.
Tras ese encuentro, Ashwaq denunció a Homan ante la Policía alemana. Las autoridades lograron identificar al hombre gracias a imágenes de cámaras de seguridad. Sin embargo, le respondieron que no tenían motivos para el arresto del hombre, ya también él era un refugiado legalmente registrado.
La joven lamenta que el que fuera responsable de meses de tortura ahora lleve una mejor vida que la suya en Alemania. Incluso "un policía me dijo que él [Abo Homan] también es humano, y que ha escapado y ha venido pidiendo asilo".
Después de un mes y medio, la denuncia presentada por Haji Hamid "se desvaneció" en comisaría y luego viajó a Irak para visitar a su familia.
Decidió no regresar al país europeo, pese a que allí le "proporcionaron de todo". Para la joven, su dignidad es más importante que vivir en Alemania. "He puesto mi vida en peligro para escapar del EI", "no busco una vida agradable, busco algo de seguridad", destacó. Por este motivo, asegura, ya no puede residir en territorio alemán, donde teme que en cualquier momento pueda volver a convertirse en víctima de Homan.