El presidente de EE.UU. Donald Trump, quien hace unos cinco meses aseguró que quería que las tropas de su país se retiraran de Siria y los soldados estadounidenses volvieran a casa, habría aceptado una nueva estrategia que prevé prolongar la presencia militar de EE.UU. en el país árabe por tiempo indefinido y ejercer una mayor presión diplomática persiguiendo los objetivos nacionales, han revelado a The Washington Post altos cargos del Departamento de Estado de EE.UU.
Ahora que el Estado Islámico está cada vez más arrinconado, la Casa Blanca ha redefinido sus objetivos en la región y busca la retirada de Siria de todos los militares iraníes y sus aliados, así como el establecimiento de un Gobierno aceptado por todos los sirios y la comunidad internacional.
En Siria actualmente se encuentran unos 2.000 soldados estadounidenses y, según el representante especial de EE.UU. para el compromiso con Siria, James Jeffrey, la nueva política de Washington no prevé su retirada hasta finales de este año. "No tenemos prisa", comentó.
Junto con el enviado especial para Siria, Joel Rayburn, Jeffrey trazó un plan para el Gobierno de EE.UU. que permitiría "evitar la repetición de lo que la Administración ve como errores de Irak, donde la precipitada retirada de EE.UU. dejó el campo libre para Irán y el resurgimiento de las milicias suníes que llevaron al nacimiento del Estado Islámico".
Jeffrey detalló que la política de la Casa Blanca respecto a Siria no es la de 'Al Assad debe irse'. "Al Assad no tiene futuro, pero no es nuestro trabajo deshacernos de él", aseguró, agregando que cuesta considerar al presidente sirio como un político que "no amenaza a sus vecinos", no abusa de sus ciudadanos y "no permite armas químicas".
"¡Matémoslo de una puta vez!"
Curiosamente, el periodista Bob Woodward recogió en su nuevo libro sobre el presidente estadounidense, basado en sus entrevistas con altos funcionarios de la Administración de Trump, un deseo algo contrario al que formuló Jeffrey.
Según Woodward, después del presunto ataque químico en la provincia de Idlib en abril de 2017 Trump habló por teléfono con el secretario de Defensa, James Mattis, y propuso solucionar la crisis de Siria asesinando a su legítimo presidente Bashar al Assad.
"¡Matémoslo de una puta vez! Metámonos ahí. Matemos a toda esa puta gente", recogió el periodista las palabras que Trump supuestamente le dijo a Mattis. Por su parte, Trump calificó las citas e historias recopiladas en el libro como "fraudes inventados para estafar al público".