Aunque el fenómeno de los 'hackers' rusos es tendencia desde su presunta injerencia en las elecciones que Estados Unidos celebró en 2016 y Donald Trump fue elegido presidente, durante la Cumbre de Helsinki (Finlandia) que se celebró el pasado julio Washington no apoyó la propuesta de Moscú para colaborar en el ámbito de la ciberseguridad. ¿Por qué ambas partes no unen sus fuerzas para erradicar las amenazas cibernéticas?
Yasha Levine, autor de varios libros sobre temas políticos, destaca que esa alianza no tiene sentido porque los servicios de inteligencia de EE.UU. controlan la mayor parte de Internet, con lo cual Washington no necesita un tratado sobre ciberseguridad con Moscú porque ya domina el espacio digital.
En este sentido, ese analista político rusoestadounidense estima "obvio" que "comentarios como '¡Extranjeros furtivos espían nuestro Internet!' son nuestro propio reflejo paranoico".
"Nuestro pánico por la vigilancia extranjera dice más que cualquier otra cosa sobre lo que EE.UU. ha estado haciendo al resto del mundo. Recuerde: todas las personas que tengan iPhone o Android o cuantas de Google o Microsoft ingresan directamente en la red de vigilancia global estadounidense. No se requiere piratería informática", detalla Levine.
A pesar de haber reducir su espionaje en el extranjero en el marco de PRISM —programa de vigilancia de la agencia NSA surgido en el escándalo de los materiales que filtradó Edward Snowden en 2013—, Washington ha multiplicado sus esfuerzos. A principios de este año, el Senado de EE.UU. renovó la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, que autorizaba a controlar a los usuarios de la Red fuera del territorio norteamericano.
"EE.UU. no necesita piratear: no cuando gran parte de Internet es una extensión privatizada de su aparato de seguridad nacional", prosigue su análisis este especialista.
"Pero qué demonios sé yo. Todo lo que hice fue escribir un libro al respecto. Así que sigan así: todos son una amenaza, excepto nosotros. Somos los buenos. Nuestro estado corporativo espía y mata por la democracia", concluye Yasha Levine.