La secreta campaña de la industria petrolera de EE.UU. para derogar normas medioambientales
La industria petrolera de EE.UU. ha emprendido una campaña secreta de relaciones públicas con el fin de socavar las vigentes normas de ahorro de combustible del país norteamericano, según se desprende de una nueva investigación de The New York Times.
El reporte detalla que varias de las mayores refinerías de petróleo estadounidenses han realizado cabildeos y contratado publicidad en Facebook para intentar convencer tanto a los políticos como a la población de que EE.UU. ya no necesita tales regulaciones ya que se ha convertido en un productor masivo de crudo.
"Ahora que la escasez de petróleo ya no es una preocupación", se debería dar a los estadounidenses la "opción de elegir los vehículos que mejor se adapten a sus necesidades", reza el borrador de una carta que Marathon Petroleum —la refinería más grande de EE.UU.— ayudó a poner en circulación entre los miembros del Congreso, de acuerdo con la investigación.
Según precisa el medio neoyorquino, los esfuerzos de este y otros gigantes petroleros involucraron la redacción de propuestas legislativas para revertir los estándares sobre emisiones vehiculares y fueron seguidos por un polémico plan anunciado en agosto por la Administración de Donald Trump para descartar las metas de emisiones de carbono establecidas por la de Barack Obama.
En detalle, el Gobierno del anterior presidente estadounidense había requerido que los fabricantes de automóviles redujeran aproximadamente a la mitad el consumo de combustible por kilómetro en sus nuevos vehículos, una meta que debía ser alcanzada gradualmente para 2025. La actual Administración, por su parte, busca congelar esa regulación en niveles de 2020.
La medida se ha encontrado con la negativa incluso de parte de la misma industria automotriz, que, pese a verse beneficiada por menos restricciones, afirma que el plan de Trump implicaría significativos costes secundarios. De llegar a concretarse, no obstante, el mayor costo sería para el medio ambiente, pues conllevaría un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero superior a la contaminación anual de países enteros.