El gobernador de Río de Janeiro quiere una prisión como la de Guantánamo para los narcotraficantes
El gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, opina que los narcotraficantes tienen que ser clasificados como terroristas y deben ser trasladados a una prisión al estilo de la de Guantánamo.
Durante un discurso este jueves, en el marco de la toma de posesión del nuevo secretario de Policía Civil de Río, Marcus Vinícius Braga, el gobernador habló de realizar cambios en la legislación y también mencionó la necesidad de aumentar el tiempo máximo de las condenas de prisión.
"Aumentar el límite de 30 a 50 años, un régimen integralmente cerrado para toda pena, sin visitas, establecimientos penitenciarios cerrados, lejos de la civilización (...) Necesitamos tener nuestro Guantánamo", señaló.
La prisión estadounidense de Guantánamo en Cuba fue creada en enero de 2002 –durante el gobierno de George Bush– para la detención de los sospechosos o acusados de terrorismo después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. El centro de detención destaca por la crueldad de sus prácticas y la violación repetida de la presunción de inocencia y las normas de derecho internacional.
"El bandido debe morir"
No es la primera vez que las declaraciones de Witzel, un exjuez federal de 50 años, que ganó en las elecciones del 28 de octubre con un 59,87%, generan polémica.
Poco después de los comicios, el gobernador aseguró en una entrevista que la Policía debía ser "agresiva con el criminal". "Si el bandido tiene un arma en la mano debe morir", afirmó.
Ya entonces, Amnistía Internacional calificó sus declaraciones como "una afrenta a la legislación brasileña y a la legislación internacional" y denunció que sus medidas no respetaban "las reglas de uso de la fuerza y armas de fuego por parte de los agentes de la seguridad pública".
De acuerdo al Foro Brasileño de Seguridad Pública, en 2017, se registraron 63.895 muertes violentas, una tasa de 30,8 muertos por cada 100.000 habitantes. En Río de Janeiro, el número de personas abatidas por la violencia fue de 6.749, es decir, 40,4 por cada 100.000 personas.