El batacazo sufrido ayer por la primera ministra británica, Theresa May, en la votación del acuerdo del Brexit está precipitando el curso de los acontecimientos en el Parlamento británico, que trata de reconducir el curso político del país y definir su relación con la Unión Europea en medio de un contexto crítico.
Tal como estaba previsto, una incontestable mayoría (432 votos en contra frente a 202 a favor) tumbó la propuesta de la primera ministra y, acto seguido, el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, materializó su promesa de presentar una moción de censura contra el Ejecutivo, a la que May tendrá que resistir en la noche de este mismo miércoles.
Si prosperara esta moción –cosa que en principio es poco probable– se abriría un plazo de 14 días para proponer un nuevo gobierno que cuente con el respaldo de la Cámara de los Comunes. Un fracaso en este intento abocaría automáticamente al Reino Unido a la celebración de unas nuevas elecciones generales.
"El tiempo casi se ha terminado"
Mientras tanto, en el lado continental, empieza a agotarse la paciencia. Una declaración oficial del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, resume bien la postura de Bruselas con respecto al desbarajuste interno en el que ha derivado el panorama político británico tras el descarrilamiento del acuerdo.
Juncker destaca que la Comisión Europea, y en particular su principal negociador, Michel Barnier, "ha invertido una enorme cantidad de tiempo y esfuerzo para negociar el Acuerdo de Retirada" y defiende que tanto él como el organismo que preside han "demostrado creatividad y flexibilidad en todo momento".
El presidente de la Comisión defiende el acuerdo rechazado como "el mejor posible" y como "la única forma de garantizar una retirada ordenada del Reino Unido de la Unión Europea". En su opinión, además, "reduce los daños causados por el Brexit para ciudadanos y empresas en toda Europa".
Con evidente resignación, Juncker asume que la votación del martes ha incrementado "el riesgo de una retirada desordenada del Reino Unido" y añade que la Comisión que dirige "continuará su trabajo de contingencia para ayudar a garantizar que la UE esté completamente preparada" para tal desenlace.
Las últimas frases de su comunicado sintetizan la perspectiva de la UE en este delicado momento político y concretan el mensaje a los británicos: "Insto al Reino Unido a aclarar sus intenciones lo antes posible. El tiempo casi se ha agotado".
"Si impera el sentido común, habrá acuerdo"
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Madrid Miguel Ángel Benedicto está convencido de que todavía hay una posibilidad de que no se produzca un Brexit sin acuerdo. "Creo que la primera ministra va a ganar la moción, porque el laborismo no puede reunir suficientes votos para echarla del cargo en este momento", señala, vaticinando además que "Theresa May acudirá a Bruselas a renegociar de algún modo el Acuerdo de Salida".
Otra cosa es que la Unión Europea se esté preparando, por su parte, para una posible salida abrupta del Reino Unido. "Hay un plan de contingencia elaborado desde finales de diciembre, pero eso no significa que vayan a tirar la toalla", asegura este analista. "Un Brexit sin acuerdo no beneficiaría a ninguna de las dos partes y lo lógico es que intenten agotar todas las posibilidades", indica.
"Si impera el sentido común, al final habrá un acuerdo –concluye el profesor–. El problema está en saber lo que quiere el Reino Unido realmente".
Divisiones internas
La complejidad de la actual crisis política en el Reino Unido radica principalmente en la división que existe en el seno de la ciudadanía británica y de los propios partidos políticos que la representan. "En el Partido Laborista –señala Miguel Ángel Benedicto– su líder aboga por lograr una unión aduanera mientras sus bases le piden un segundo referéndum. Y el Partido Conservador, a su vez, está dividido entre los que quieren una salida abrupta de la Unión Europea y otros euroescépticos que sí aceptarían el acuerdo ya negociado por May".
El profesor destaca que "los únicos que han hecho sus deberes hasta el momento son los 27 estados miembros de la UE, que han mantenido una postura unida, y saben lo que quieren". En cambio, "lo único que el Reino Unido ha logrado con el Brexit es que cualquier salida que le den al problema va a ser peor que lo que tienen en estos momentos".
Entre las posibles maneras de salvar las diversas fracturas que dividen al Reino Unido de cara a la UE, Benedicto apunta que "sería positivo un segundo referéndum porque todo el mundo sabría a qué atenerse definitivamente, porque los ciudadanos ya están mucho más informados de lo que supone el Brexit", si bien al mismo tiempo reconoce que en el fondo, repetir el plebiscito "no es la solución".
"Con una población tan dividida –explica el analista–, lo único que puede hacer un referéndum es polarizar la sociedad y fracturarla aún más". En su opinión, tendría sentido si fuera posible obtener en la consulta "mayorías cualificadas que impliquen porcentajes superiores al 70%", pero con el actual grado de división, donde los porcentajes de ambas opciones son cercanos al 50%, "debería ser el parlamento británico el que tomara una decisión". Benedicto concluye en ese sentido que "unas nuevas elecciones serían mejores que un segundo referéndum".
David Romero
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