Durante la última década, China ha representado la quinta parte del crecimiento de las exportaciones e importaciones en todo el mundo. Ahora, en medio de tensiones comerciales con EE.UU. y diversos problemas internos, el gigante asiático pierde impulso.
En concreto, Pekín, que en los decenios recientes ha disfrutado de un crecimiento estelar, se ha envuelto últimamente en complicaciones de deuda, sobreinversión y restricciones a los negocios privados, que la han arrastrado a su menor tasa de crecimiento en 28 años.
De acuerdo con los últimos datos comerciales, China, destino final de una gran porción de las exportaciones mundiales —entre ellas de países en crisis—, al parecer comienza a dejar de ser el sostén de la demanda global para inclinar su balanza en favor de sus propias exportaciones, en momentos en que su demanda interna se encuentra en descenso.
Shane Oliver, economista en jefe de AMP Capital, explicó a The Wall Street Journal lo que implica esta situación: "Cuando China, que hasta ahora ha sido un contribuyente muy importante del crecimiento global, se desacelera, esto tiene un impacto en todo el mundo".
Así, las importaciones chinas provenientes de EE.UU. y de varios países asiáticos disminuyeron en cerca de 10 % en 2018 respecto al año anterior. Puntualmente, Japón experimentó en diciembre, con respecto al 2017, una caída del 3,8 % en sus exportaciones a China de semiconductores, un sector que representa para el gigante asiático el 15 % de sus importaciones totales. En el ámbito turístico, el número de visitantes chinos en Sydney creció solo en 4,5 % durante 2018, en comparación con el 17 % del año anterior.
Por otra parte, algunos países vecinos del gigante asiático sufren las consecuencias de su inesperada nueva oferta de productos y materias primas en el mercado internacional; entre ellos Vietnam, donde los productores metalúrgicos han debido suspender planes de inversión y actualmente tratan de reducir sus inventarios.
Por el contrario, otros competidores regionales, como la India, han aprovechado las sanciones impuestas por EE.UU. contra China para posicionarse como una alternativa barata para los importadores estadounidenses. Sin embargo, este escenario, así como el panorama global, podría cambiar en el futuro cercano en vista de los acuerdos alcanzados por Washington y Pekín para reducir el desequilibrio comercial existente entre ambos.
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