El presidente iraquí asegura que Trump no pidió permiso para poder "vigilar" a Irán desde su país
El presidente iraquí, Barham Salih, ha asegurado este lunes que su homónimo norteamericano no pidió ningún permiso para que las tropas estacionadas en el país "vigilen" al vecino Irán.
En un foro que tuvo lugar en la capital, Bagdad, Salih respondió a los comentarios vertidos por Trump en una entrevista para el programa de CBS 'Face the Nation' el pasado domingo. Durante la misma, el inquilino de la Casa Blanca afirmó que EE.UU mantendrá al menos las tropas presentes en suelo iraquí con el objetivo de que las mismas puedan observar al vecino iraní, al que catalogó como "un verdadero problema".
Salih aseveró que el personal militar estadounidense estacionado en Irak lo está como resultado de un acuerdo bilateral cuyo único objetivo es la lucha contra el terrorismo. "No sobrecargue a Irak con sus propios asuntos", comentó en referencia a Trump. El mandatario árabe añadió que "EE.UU es una gran potencia, [...] pero no persiga sus propias prioridades estratégicas; nosotros vivimos aquí".
El pasado domingo Trump aseguró, en una referencia implícita a las instalaciones aéreas de Ayn al Asad en Irak, que han "invertido una fortuna en esta increíble base, y quizá la mantengamos también. Y uno de los motivos por los que quiero es porque quiero vigilar a Irán".
Tras ser preguntado si planea utilizar las tropas en Irak para atacar a Teherán, Trump respondió: "No... lo único que quiero es poder vigilar".
A finales de diciembre, y tan solo unos días después de anunciar la retirada de las tropas de Siria, el presidente norteamericano realizó una visita sorpresa a dicha base.
El país árabe se encuentra en la encrucijada tras la agudización de las tensiones entre sus dos mayores aliados. "Es de vital importancia para Irak tener buenas relaciones con Irán" y el resto de países vecinos, afirmó Salih.
La decisión de retirar las tropas de Oriente Medio ha sido recibida con feroces críticas en el interior de EE.UU., y está en el centro de las desavenencias existentes entre Trump y otras instancias estatales. Esta semana, la división entre oficiales de la Inteligencia norteamericana y el presidente se ha hecho patente. Cuestiones similares contribuyeron a la renuncia de Jim Mattis, antiguo secretario de Defensa, el pasado diciembre.