Más 700 personas, muchas de ellas menores de edad, fueron abusadas sexualmente a lo largo de 20 años (1998-2018) por líderes, pastores y personal administrativo de la Convención Iglesia Bautista del Sur, radicada en Texas y extendida por varios estados de EE.UU.
La información fue revelada la semana pasada tras una investigación conjunta de Houston Chronicle y San Antonio Express-News, los dos principales diarios de Texas. A través de una pesquisa de más de seis meses, estos medios de comunicación descubrieron que al menos 220 integrantes de esta congregación religiosa (entre ministros, diáconos, profesores dominicales y voluntarios) admitieron su culpabilidad en abusos sexuales.
Según la investigación periodística, algunos de ellos cumplen pena en cárceles estatales y federales, mientras otro centenar de exmiembros trabajan en otros templos religiosos, aunque están clasificados como "delincuentes sexuales". El San Antonio Express-News publicó en su portada del domingo el rostro de decenas de ellos.
Los medios reportaron que la gran mayoría de las víctimas eran adolescentes que fueron abusados, en más de una ocasión, en oficinas pastorales durante durante clases dominicales. Un grupo minoritario de adultos, afectados por depresión y problemas de alcohol y droga, fueron objeto de actos lascivos.
¿Qué dice la iglesia?
Por años, feligreses y víctimas solicitaron a expresidentes y líderes de la convención religiosa expulsar a los victimarios; sin embargo, fueron ignorados. Los medios señalaron que en el 2008, los responsables de la iglesia obstaculizaron una medida judicial al respecto.
Cuando la investigación fue divulgada el domingo pasado, el actual presidente del culto religioso, J.D. Greear, publicó en su cuenta en Twitter que estaba "roto" y que los abusos descritos "son pura maldad".
El hallazgo periodístico se produce días después de que líderes católicos de Texas identificaran a 286 sacerdotes y otros eclesiásticos acusados de abusar sexualmente de menores durante décadas. Se trata de una cifra solo comparable con los 300 clérigos del escándalo de abuso contra más de 1.000 niños en el estado de Pensilvania, que se destapó en agosto de 2018.