La cotidianidad de los venezolanos se vio el jueves pasado surcada por la herida social que produjo la situación inédita de un apagón nacional que se extendió en algunas zonas hasta por cinco días. Las historias duras, difíciles de tragar y que golpean en la oscuridad se entremezclaron con los actos luminosos de solidaridad.
La afectación que causó sobre la población la suspensión de los servicios de energía, agua potable, telefonía móvil e internet debe entenderse en el contexto de una severa crisis económica caracterizada por hiperinflación, especulación y precios dolarizados, en ocasiones muy por encima de los internacionales.
De fondo, el panorama sombrío de las sanciones financieras impuestas por EE.UU., que considera al presidente Nicolás Maduro como un "dictador ilegítimo", sobre el país suramericano. Según cálculos del Centro Estratégico de Geopolítica (Celag), Venezuela ha perdido 350.000 millones de dólares entre 2013 y 2017, producto del "bloqueo económico".
Además de la afectación en su economía, apenas en tres meses, los venezolanos han sido testigos de una tensa situación política que se inició luego de que Maduro, reelecto por votación popular para el sexenio 2019-2025, no fuera aceptado como presidente por los gobiernos de EE.UU, un grupo de países de la región y de Europa, tras una serie de advertencias de incrementar las presiones sobre su administración.
A raíz de este pronunciamiento, alentado por la Casa Blanca, el diputado Juan Guaidó, del ala opositora de la Asamblea Nacional, se autoproclamó "presidente encargado", hizo llamados a las instituciones públicas a desconocer a Maduro, solicitó el incremento de las sanciones y bloqueos de activos y cuentas del Estado venezolano en el exterior y prometió un ingreso de 'ayuda humanitaria' para atender la crisis que resultó fallido.
El apagón
A las 5:00 de la tarde del jueves, cuando los venezolanos iban de regreso a sus casas, se interrumpió abruptamente la electricidad. A la serie de inconvenientes que generó la falla, en un primer momento, se le unieron la dificultad para el transporte, la suspensión de la telefonía móvil y el corte en el suministro de agua.
Maduro responsabilizó a EE.UU., como parte de sus acciones de presión contra Venezuela, de haber ejecutado un complejo "plan terrorista de ataque cibernético" al cerebro de la Hidroeléctrica del Guri, que abastece al 70% del territorio venezolano, ubicada en el sur del país, además de otras acciones contra las estaciones eléctricas.
Si bien las consecuencias de la "guerra eléctrica", como ha sido llamada por el Gobierno, no fueron las mismas para todos los venezolanos, en cualquier casa hay alguna historia que contar en medio de la oscuridad.
"Le canté hasta dormirla"
Una paciente con un caso muy delicado de cáncer de mama viajó 200 kilómetros, del estado Guárico a Caracas, para hacerse las radioterapias. Durante el apagón se las suspendieron.
El jueves no pudo subir al octavo piso, donde vive su suegra, así que una prima le ofreció quedarse en su casa, situada en un segundo. Entre cuatro personas la cargaron y permaneció allí hasta el lunes, que asistió a una consulta para continuar el tratamiento. Quedó hospitalizada.
"Aprovechándose de la situación"
Olimar cuenta que su padre sufre de Alzheimer y Parkinson y que se complicó con una neumonía. No había podido llevarlo al hospital porque el ascensor no funcionaba. "Está en silla de ruedas y entre seis personas no hubo forma de bajarlo", explica.
Cinco días después, según cuenta en un mensaje privado, fue atendido en el Hospital Militar Nelson Sayago Mora, en el estado Nueva Esparta, luego de las gestiones de personas que leyeron su caso en Twitter y autoridades locales.
"Tengo mil cuentos"
En un mensaje de voz, Francisco, que vive en el sureste de Caracas, vio explosiones "como hongos", la madrugada del lunes, producto de incendio en los transformadores de la subestación Humboldt, que el Gobierno atribuye a parte del ataque, cuando ya el servicio había sido restituido en algunas zonas.
"Tengo mil cuentos, hay gente que se aprovechó, que cobraba la comida, una carga de la batería del teléfono o una bolsa de hielo en dólares. También pasó que, en medio de la oscuridad, alguien se trató de meter al edificio y un vecino le disparó desde su ventana. Al día siguiente en el chat de la comunidad, el 'chiste' era que se trataba de un trabajador de Corpoelec, que estaba arreglando los cables", expresa.
"Ese comportamiento no nos representa", agrega Francisco, y explica que de los pisos más bajos les subían el agua a los más altos, donde no había llegado ni una gota; que un conocido le transfirió saldo a su cuenta de telefonía celular porque trató de comunicarse con él y, como no le respondió, pensó que se le había terminado el crédito. En su caso, la luz no llegó hasta la noche del martes.
"Varios sacamos la carne que teníamos en nuestro congelador, y que tenía riesgo de dañarse, la cocinamos y la llevamos a los hospitales porque sabemos que allí hay gente que está pasando trabajo".
"Nos quedamos sin nada"
Juan es chavista y vive con su familia de cuatro personas en una comunidad de clase media, de mayoría opositora, en el estado Carabobo. Relata que durante los días sin luz, unos vecinos llevaron una planta eléctrica para que el resto enchufara sus neveras.
"Suben a tocarnos la puerta, pero no teníamos nada en la nevera, ni agua, porque se nos había acabado, así que le decimos que no la tenemos en uso y que necesitamos un poco de agua para beber. Al día siguiente, tocan la puerta... trajeron huevos, carne, arroz, pasta, harina. Mi esposa, en un primer momento, se negó a recibir la comida, pero la vecina insistió y le dijo: 'Mire mija, quien me va sacar de mi casa si me muero o me da una vaina son mis vecinos, no mi familia ni la policía. Tenga y después nos arreglamos", relata.
"No esperaba nada de ellos, porque saben que somos chavistas, y esa señora nos trajo un mercado cuando no teníamos ni dinero. Decide tú si es lastima o solidaridad, pero de nuevo estoy llorando por esa vaina", concluye Juan.
Una carta
Jimmy tiene familiares en el municipio Julio César Salas de Mérida, una zona rural y montañosa de los andes venezolanos, a unas 12 horas de Caracas. Explica que durante el apagón no pudo comunicarse con ellos y que les enviará una carta con un amigo que viajará a esa zona. "No está mal echar mano de los métodos clásicos", dice entre risas.
Cuenta que hasta el lunes no tuvo luz ni agua en Palo Verde, sector del estado Miranda, que forma parte de la Gran Caracas. Allí, los vecinos cerraron los vías e impidieron que los trabajadores de Corpoelec hicieran los arreglos. "En mi edificio dos mujeres se cayeron a golpes por agua, nosotros preferimos resolverla por otro lado", añade.
Relatos en las redes
Las historias de cooperación, en medio de la emergencia, fueron las más abundantes. Los relatos recogen la unión de vecinos para cocinar grupalmente, jornadas para extraer agua de los tanques, limpieza de áreas comunes, juegos infantiles, visitas a hospitales, voluntariado.
"La solidaridad de la gente fue una belleza, vi a muchos vecinos juntarse para cocinar a leña, improvisaban fregaderos, colgaron hamacas. En la noche en nuestro pasillo habían hasta seis niños, así que jugamos en la oscuridad y con calor", relata Enrique desde Carabobo.
Las redes sociales se abarrotaron de vivencias, dentro de una situación inédita para los venezolanos, que en su mayoría no estaban preparados para un evento de tal magnitud por tantos días y que inevitablemente dejó heridas.
¿Cuáles servicios estuvieron afectados?
Los servicios como agua potable, energía eléctrica, gas, combustible, telecomunicaciones, aseo y transporte público en Venezuela están subsidiados casi al 100%, mientras que las empresas de telefonía móvil tienen precios muy por debajo de los internacionales debido a regulaciones estatales.
En la capital venezolana, los cortes de luz son menos frecuentes que en el resto del territorio, que se ha visto afectado por racionamiento de energía por razones climáticas, fallas en el sistema, falta de mantenimiento (según la oposición), o por el sabotaje o 'guerra eléctrica' (según el gobierno).
El suministro de agua es variable en algunas zonas de Caracas. En una misma calle puede haber un edificio que no sufre racionamiento y otro que sí. Las deficiencias en la distribución pueden estar relacionadas con temporadas de sequía, bajo nivel de los embalses, fallas eléctricas, reparaciones, rupturas de tubos o "desinversión y falta de mantenimiento", como suele apuntar la oposición.
En cuanto a la telefonía celular, hasta hace unos años había casi 30 millones de suscripciones, en un país de unos 31 millones de habitantes, y entre 10 millones y 19 millones afiliados a Internet.
Nathali Gómez
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