La tercera explosión más potente de un meteoro en los tiempos modernos se produjo en diciembre de 2018, pero pasó desapercibida hasta la semana pasada, informa New Scientist.
Gracias a la cámara del satélite geoestacionario japonés Himawari-8 existen pruebas visuales de ese hecho.
El sistema de vigilancia de la NASA detectó el rastro de ese cuerpo celeste el pasado 18 de diciembre sobre el mar de Bering —entre Rusia y Alaska (EE.UU.)— a las 23:50 GMT.
La explosión se produjo a 25,6 kilómetros de altitud, cuando el meteoro impactó en las capas atmosféricas a 32 kilómetros por segundo, según informa la agencia espacial estadounidense.
Su columna de humo casi vertical indica que entró a nuestra atmósfera desde un ángulo muy recto. Además, resulta posible ver la larga sombra que proyectó sobre una capa de nubes.
La bola de fuego impactó en la atmósfera con una fuerza equivalente de 173 kilotones de TNT, 10 veces la fuerza de la bomba atómica que EE.UU. lanzó contra Hiroshima (Japón) e6 6 de agosto de 1945.
Se trata de la tercera explosión en potencia tras la del meteorito de Cheliábinsk en 2013 y la de Tunguska en 1908, ambas en Rusia.