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La casa usurpada de Rodolfo Walsh: El asesinato del escritor argentino y las heridas abiertas de la dictadura

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En un nuevo aniversario de la muerte de uno de los intelectuales argentinos más importantes se hizo un acto para exigir que su vivienda se convierta en un museo de la memoria.
La casa usurpada de Rodolfo Walsh: El asesinato del escritor argentino y las heridas abiertas de la dictadura

Rodolfo Walsh es, probablemente, el periodista más importante de la historia argentina. No sólo por sus excelentes producciones a lo largo de más de tres décadas de trayectoria, sino por su compromiso político y social que llevó a que fuese asesinado por la última dictadura que azotó al país sudamericano.

En ese marco, aún hoy hay deudas pendientes sobre su muerte. En primer lugar que su cuerpo, como el de la mayoría de las personas desaparecidas, nunca fue encontrado. Pero además, la casa donde vivió sus últimos días fue usurpada y hoy vive allí la hermana de uno de los policías que participó del allanamiento –tras el secuestro del escritor– en marzo de 1977.

Sus familiares, organismos de derechos humanos y el sindicato de prensa reclaman que esa vivienda sea restituida para convertirla en un espacio para la memoria.

¿Quién fue Walsh?

Si bien en sus comienzos era un escritor alineado con el nacionalismo, Rodolfo Walsh fue modificando su postura al calor de los procesos de radicalización política que se vivieron en Argentina y toda América Latina durante las décadas de 1960 y 1970. Fue así que acompañó siempre a la Revolución Cubana siendo uno de los fundadores de la agencia Prensa Latina; desde su rol de periodista e intelectual apoyó a sindicatos y organizaciones de izquierda y peronistas dentro de la Argentina.

En ese sentido, uno de los principales puntos de inflexión fue la publicación de su libro 'Operación Masacre' en 1957, denunciando el crimen de la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu, que asesinó sin juicio a un grupo de militantes peronistas en un basural de la localidad de José León Suárez un año antes. "No puedo, ni quiero, ni debo renunciar a un sentimiento básico: la indignación ante el atropello, la cobardía y el asesinato", escribió entonces.

Esa obra inauguró a nivel mundial el género de no-ficción, nueve años antes de la primera edición de 'A sangre fría' de Truman Capote.

Con el correr de los años el compromiso de Walsh fue creciendo. Así fue como dirigió el periódico de la central sindical conocida como CGT de los Argentinos y finalmente se terminó incorporando a la organización Montoneros, la organización político-militar más importante de Argentina y una de las más grandes de América Latina.

Nunca dejó de ejercer el periodismo y en sus últimos años cumplió un rol destacado en el diario Noticias. Una vez que comenzó la dictadura creó la Agencia de Noticias Clandestinas (Ancla), con un pequeño núcleo de periodistas que largaban despachos casi telegráficos a agencias internacionales para denunciar los horrores que llevaba adelante el nuevo Gobierno.

Muerte y usurpación

Para el 25 de marzo de 1977 –cuando el gobierno dictatorial había cumplido un año y un día–, Rodolfo Walsh vivía en la pequeña localidad de San Vicente, 50 kilómetros al sur de Buenos Aires, y lo hacía bajo el seudónimo de Norberto Pedro Freire. Se había refugiado allí en una especie de exilio interior, ya que era buscado por las autoridades debido a su militancia política.

En su humilde casa había escrito durante los últimos meses su famosa 'Carta abierta de un escritor a la Junta Militar' en la que denunciaba los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas y sus aliados civiles.

Al respecto, Tomás Eliaschev, secretario de derechos humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), explicó a este medio que se trata de "un texto reconocido a nivel internacional y con una trascendencia histórica muy significativa". "Entre otras cosas, alertaba que la peor violación a los derechos humanos no eran las desapariciones y los tormentos, sino la miseria planificada", agregó.

Walsh viajó aquel día hasta Buenos Aires para distribuir ese material repartiéndolo en distintos buzones y luego tener una serie de reuniones con sus compañeros de militancia.

Sin embargo, los servicios de inteligencia ya habían detectado sus movimientos y fue interceptado en el cruce de las calles San Juan y Entre Ríos, de la capital argentina. Los militares intentaron secuestrarlo y subirlo a un vehículo, sin embargo, Walsh se defendió a los tiros y fue herido de muerte. Su cuerpo fue raptado y desaparecido.

Al día siguiente, militares y policías ingresaron a su vivienda y la saquearon. Muchos textos del periodista y escritor fueron destruidos, incluidos varios cuentos inéditos. Entre los agentes de seguridad estaba el exsubcomisario de la Policía Bonaerense, Rubén Oscar Sala, quien en el marco de la repartija del botín (algo habitual durante la dictadura argentina) se quedó con la casa.

"Este lugar permanece usurpado desde aquel entonces por la familia de un exsubcomisario", denunció Eliaschev. Es que Sala dejó allí viviendo en primer lugar a su madre y, cuando esta falleció, a su hermana María, quien hoy reside todavía en el que fuera el último domicilio de Rodolfo Walsh y para el fisco sigue a nombre de Norberto Freire.

Reclamo por memoria, verdad y justicia

Desde hace diez años que organizaciones de derechos humanos reclaman la restitución de ese lugar. En 2008 se declaró como patrimonio histórico y cultural, lo que permitió que el edificio no fuera derrumbado. Actualmente en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires existe un proyecto de expropiación para convertirlo en espacio para la memoria. Sin embargo, no se ha avanzado en ese sentido.

Es por eso que por iniciativa de la agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) de San Vicente se conformó la Mesa de la Memoria de la localidad, y todos los 25 de marzo buscan hacer una movilización cada vez más másiva. Allí son acompañados por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y la hija de Rodolfo Walsh, Patricia.

"Hay mucha gente que no sabe que Rodolfo Walsh vivió sus últimas horas en San Vicente y ahí escribió la Carta Abierta a la Junta Militar", sostuvo Analía Fernández, de HIJOS San Vicente, a RT. Y recordó que "así como robaron las pertenencias de Rodolfo Walsh también robaron su casa, que hoy sigue ocupada por la familia de un policía".

La integrante de la organización de derechos humanos remarcó que "está probado" judicialmente que Walsh "es todavía el dueño de esa casa".

"Estamos en la lucha continua cada año para lograr que sea una casa de la memoria para el pueblo argentino", dijo la entrevistada, y enfatizó el reclamo "a los ladrones de esa casa" para que la devuelvan y que el Gobierno de la provincia "actúe en consecuencia aprobando la ley de expropiación".

Tomás Eliaschev, secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires
Tomás Eliaschev, secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires
"Es necesario que las nuevas generaciones conozcan esto para graficar lo que fue el Terrorismo de Estado y su particular saña en contra de la prensa y de la libertad de expresión"

Durante la marcha de este año, desde la vieja estación de ferrocarril de San Vicente hasta la vivienda, los manifestantes cantaron distintas consignas por memoria, verdad y justicia. Muchas de ellas en referencia al escritor y reclamando la expropiación de la vivienda.

También realizaron la caminata con antorchas mientras caía el sol y se adentraban en una zona cada vez más rural. Al llegar a la puerta de la casa usurpada se dejaron allí unas flores para recordar a todos los desaparecidos y desaparecidas durante la dictadura.

"La idea es que esta casa sea transformada en un centro para la memoria donde se recuerde que ahí vivió uno de los escritores, periodistas y militantes más destacados", apuntó el secretario de derechos humanos del Sipreba.

Para Eliaschev "es muy importante recordar a todos y todas las mártires del gremio de prensa". "Tenemos al menos 172 compañeras y compañeros asesinados y desaparecidos, además de detenidos y exiliados", recordó, y añadió: "Es necesario que las nuevas generaciones conozcan esto para graficar lo que fue el Terrorismo de Estado y su particular saña en contra de la prensa y de la libertad de expresión".

Una vez en el lugar se realizó un pequeño acto que concluyó con las palabras de Patricia. Además de reclamar la expropiación hizo hincapié en algunos extractos de la Carta Abierta de su padre y la vigencia que aún mantiene.

En ese sentido, recordó que se denunciaba como una "atroz violación de los derechos humanos" un 9% de desocupación, misma cifra que existe actualmente según las últimas mediciones oficiales. Por eso enfatizó que el lugar debe ser "un sitio de memoria, donde ese texto se siga leyendo". "Queremos justicia, queremos verdad y tenemos memoria", concluyó entre los aplausos de los presentes.

Santiago Mayor

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