Científicos estadounidenses anunciaron a principios de este año que el polo norte magnético de la Tierra se estaba desplazando rápidamente desde el Ártico canadiense hacia Siberia. Hasta el momento no había explicación para ese cambio repentino, más veloz de lo esperado, y que amenazaba con afectar al sistema de posicionamiento preciso de los buques, aviones y otros medios de transporte.
La 'migración' del polo norte magnético hacia Siberia fue descubierta por primera vez en 1978. Científicos registraron en las décadas posteriores los 'tirones' que daba el campo magnético de la Tierra: la aceleración repentina e inesperada de su circulación a intervalos bastante aleatorios.
Un estudio publicado este 22 de abril en la revista Nature Geology, pretende revelar la causa y resolver el misterio, 40 años después del descubrimiento. Sus autores, el francés Julien Aubert y el danés Christopher Finlay usaron supercomputadoras para crear un modelo de este fenómeno.
El modelo reprodujo las condiciones que se cree que hay en el núcleo de la Tierra, puesto que la misma existencia del campo magnético se atribuye a dicho núcleo. Movimientos dentro del núcleo causan variaciones al campo magnético, dieron por hecho los investigadores y ordenaron 4 millones de horas de cálculos a las máquinas en un intento de cuantificar los procesos geomagnéticos.
Los hallazgos del grupo muestran que los tirones surgen cuando el núcleo interno emite ondas hidromagnéticas. Las ondas se amplifican a medida que ascienden a la superficie del núcleo, creando perturbaciones que tienen que ver con lo que observamos en el geomagnetismo superficial.
"El origen de los tirones ha sido un enigma para los geofísicos desde su descubrimiento hace 40 años", comentó Aubert a Newsweek. "En términos teóricos u observacionales, se han propuesto durante esos años muchos mecanismos, que envuelven otros tipos de movimientos u ondas del centro".
Su idea le parece más sólida porque "se basa en simulaciones computacionales autoconsistentes" de la geodinámica, las cuales resuelven "las ecuaciones para la generación del movimiento y el campo magnético que se derivan de los primeros principios de la física". Por lo tanto, el fenómeno, dijo, se genera "de manera autónoma en un marco que requiere un número mínimo de supuestos previos".
El foco
Aubert destacó el desplazamiento geomagnético polar registrado en el 2016, que parecía un "cambio de posición". Tal y como lo muestra el artículo, "aunque el núcleo fluye en el origen de los tirones" [el proceso] tiene más bien su foco en la superficie del núcleo", explicó el científico y especificó que se refiere a una profundidad cerca de 2.900 kilómetros bajo nuestros pies.
Una de las limitaciones del estudio, admitió el coautor, es que no encaja necesariamente en el modelo los eventos geomagnéticos previos a 1969. Sin embargo, los hallazgos actuales son parte de un proyecto a más largo plazo, en el que los científicos esperan predecir con la ayuda de las mismas supercomputadoras la evolución del campo geomagnético para las próximas décadas.
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