Activistas estadounidenses se mantendrán hasta el último momento en la Embajada de Venezuela en Washington, ante la llegada de personal de Guaidó

Este miércoles vencen los tres meses que Maduro dio al personal diplomático en EE.UU. para abandonar la sede diplomática y también el otorgado por Departamento de Estado de ese país para ubicar a los funcionarios venezolanos.

Este miércoles se cumplen tres meses desde que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ordenara a todo el personal diplomático de Venezuela en EE.UU. regresar a su territorio, tras la ruptura de relaciones entre ambos países. Sin embargo, un grupo de activistas estadounidenses se mantiene en la sede de la Embajada venezolana en Washington para impedir la toma del edificio por parte del personal designado por el diputado Juan Guaidó con el apoyo de la Casa Blanca.

Esta fecha coincide con la participación del canciller venezolano, Jorge Arreaza, en una reunión de alto nivel en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, como parte del 'Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz', propuesto para celebrarse en este día por Venezuela y los miembros del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) el pasado diciembre.

En su intervención, Arreaza rechazó que la Casa Blanca "pretenda designar de manera ilegal a sus autoridades y representantes" en las sedes diplomáticas del país suramericano en territorio estadounidense, en respaldo a los nombramientos de funcionarios hechos por el autoproclamado presidente Juan Guaidó.

Los activistas estadounidenses que duermen en la Embajada venezolana de Washington para evitar que los enviados de Guaidó tomen ilegalmente el control de las instalaciones deberán en teoría abandonar esa sede ante el vencimiento del plazo, también de tres meses, dado por el Departamento de Estado de EE.UU. para ubicar a los funcionarios venezolanos que, si bien podrían ocupar ese espacio, no tienen facultades para tomar decisiones legales.

Los movimientos sociales agrupados en Colectivos por la Paz (Collectives for Peace), conformado por 'Popular Resistance' y 'Codepink', fueron invitados por el Gobierno de Nicolás Maduro, después de que la Cancillería venezolana denunciara que personal de Guaidó tomó dos edificios: el consulado de Venezuela en Nueva York, el 13 de abril, y la oficina venezolana del Agregado Militar en Georgetown, el 19 de marzo.

¿Qué harán los colectivos?

En sus redes sociales, estas organizaciones populares han colgado fotos de su presencia en la sede de la Embajada, han afirmado que se mantendrán allí hasta el último momento y han pedido a quienes deseen apoyar su causa, que se trasladen al edificio diplomático para "impedir que el Departamento de Estado de EE.UU. tome las instalaciones".

Estos colectivos sociales han realizado además conferencias, foros en línea, conversatorios, proyecciones y emisiones de noticieros para informar sobre la situación que afronta el país suramericano, según la página Popular Resistance.

En la sede diplomática se observan pancartas donde se lee: "Acaba con las sanciones mortales", con referencia a las medidas coercitivas que ha ejercido la Administración de Donald Trump en contra de Venezuela y que se han intensificado tras la autoproclamación de Guaidó; "Lista de control imperial", donde se muestran las consecuencias de las intervenciones militares de EE.UU. en otros países, y una conocida como "Ojos de Chávez", que se popularizó en Venezuela en distintos murales.

¿Qué ocurrirá?

De manera extraoficial, se conoció que ya no se encuentra personal venezolano en la Embajada, por lo que resultaría complicado impedir y mantener el control allí debido a que no hay representación oficial del país suramericano.

Se espera conocer en las próximas horas el tipo de vínculo de comunicación que establecerán los dos países, a pesar de la ruptura de las relaciones diplomáticas, con base en la Convención de Viena, que establece la obligación de los Estados de resguardarse las instalaciones y los activos de los países que se usan para fines diplomáticos aunque se rompan las relaciones.

En este contexto, el embajador de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, denunció en días pasados que su movilidad y la del personal que lo acompaña ha sido reducida a 40 kilómetros a la redonda por las autoridades estadounidenses, que sus pasaportes son retenidos y que sus visas de diplomáticos serían cambiadas de estatus: de G1 (para miembros de una misión permanente de un Gobierno) a G3 (para representantes de un Gobierno reconocido que están temporalmente en EE.UU.).

Nathali Gómez

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