El presidente de China, Xi Jinping, ha aprovechado este viernes la apertura del 2º Foro para la Cooperación Internacional Cinturón y Ruta de la Seda para intentar calmar las inquietudes de sus potenciales socios internacionales, hasta ahora recelosos con el proyecto y con los elevados costes económicos que conlleva la participación en sus infraestructuras. En el encuentro se han dado cita 37 jefes de Estado y representantes de 150 países.
El mandatario chino, que ha insistido en que su intención no es cargar de deuda a ningún país socio, aprovechará esta cumbre para ajustar sus propuestas y abordar abiertamente las preocupaciones de sus potenciales colaboradores.
Por su parte, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha declarado durante la sesión inaugural que la cooperación entre Rusia y China se está desarrollando en todos los ámbitos y continúa creciendo de manera constante. En concreto, Putin señaló que el volumen de comercio entre ambas potencias ha experimentado un crecimiento del 24,5%, alcanzando un récord de 108.000 millones de dólares.
Las autoridades chinas también han querido subrayar el aspecto sostenible y ecológico del proyecto, destacando que "con el verde como color de fondo", se harán valer los "criterios ecológicos en la construcción de infraestructuras, inversión y financiación".
La Unión Europea
El ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, manifestó este viernes que varias potencias de la Unión Europea (UE) firmarían el memorando de la Nueva Ruta de la Seda de manera conjunta, y no como Estados individuales.
"Los grandes estados de la UE hemos acordado que no queremos firmar ningún memorándum bilateral, pero juntos haremos los arreglos necesarios entre el gran espacio económico europeo y el área económica de la Gran China", dijo Altmaier.
El Reino Unido, por su parte, se ha mostrado "comprometido a ayudar a aprovechar el potencial" de esta Nueva Ruta de la Seda y dispuesto a contribuir a "que funcione para todas las personas cuyas vidas están afectadas por el proyecto", tal como señaló el ministro británico de Finanzas, Philip Hammond.
Un proyecto ambicioso y controvertido
Lanzado en el 2013, el proyecto involucra inversiones en más de 150 países en Europa, Asia, Oriente Medio, América Latina y África con el objetivo de impulsar significativamente el comercio global y reducir los costos comerciales a la mitad para los países participantes.
Al mismo tiempo, la iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda se ha convertido en un nuevo punto de división entre China y EE.UU., ya que Washington intenta impedir que los países europeos se unan al proyecto.
Así, el país norteamericano se ha posicionado como uno de los más críticos con la iniciativa, llegando a acusar a Pekín de querer convertir este proyecto en una "trampa de deuda" para socios internacionales y aumentar de esta manera su influencia en el contexto geoestratégico global.
Por su parte, el profesor de comunicación en la Universidad de Houston (EE.UU.) Dani Madrid-Morales ve en el rechazo de EE.UU. y algunos países europeos el deseo de frenar el desarrollo chino.
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