Este viernes 26 de abril el presidente de EE.UU., Donald Trump, declaró que revocará el estatus de su país como signatario del Tratado de Comercio de Armas (TCA) y aseveró que pediría al Senado norteamericano que no ratifique ese pacto que firmó en el 2013 su antecesor en el cargo, el demócrata Barack Obama.
La decisión fue anunciada durante la reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle, la cual durante mucho tiempo ha afirmado que el TCA perjudica a los propietarios de armas estadounidenses.
Este tratado —que se suma a la larga lista de pactos y organismos de la ONU, de los cuales Washington bajo el gobierno de Trump se ha retirado— requiere medidas de control de armas, las cuales, según el mandatario estadounidense, amenazan las libertades estadounidenses, como el derecho a poseer y portar armas, estipulado en la Segunda Enmienda de la Constitución.
Por su parte, la Casa Blanca comunicó que el TCA no aborda el problema de las transferencias irresponsables de armas y al mismo tiempo "proporciona una plataforma para aquellos que buscan restringir nuestra capacidad de vender armas a nuestros aliados y socios".
A continuación les presentamos en qué consiste el Tratado de Comercio de Armas y qué es lo que requiere.
Está vigente en 100 países
El Tratado de Comercio de Armas entró en vigor el 23 de diciembre de 2014. 101 países se unieron al pacto, en 100 de ellos el tratado está vigente. Otros 29 países firmantes aún no lo han ratificado.
De acuerdo con la Asociación de Control de Armas de EE.UU., el TCA tiene como objetivo "reducir el sufrimiento humano causado por las transferencias de armas ilegales e irresponsables, mejorar la seguridad y estabilidad regional" y "promover la responsabilidad y la transparencia" en las ventas de armas convencionales por parte de los gobiernos. El tratado "no afecta a las leyes nacionales de control de armas de fuego u otras políticas de propiedad de armas de fuego", señala la Asociación.
Sin embargo, el pacto sí requiere que las naciones firmantes "establezcan y apliquen sus respectivos sistemas nacionales de control" y "designen a las autoridades nacionales competentes" para regular la venta de armas convencionales.
Obstáculo para el negocio de las armas
Asimismo, el TCA no solo se aplica al equipo militar como tanques y otros vehículos blindados, artillería, aviones y helicópteros de combate, buques de guerra, misiles y lanzadores de misiles, sino también "armas pequeñas y ligeras".
El tratado también requiere que los signatarios "establecerán y mantendrán un sistema nacional de control para regular la exportación de municiones disparadas, lanzadas o propulsadas por armas convencionales", así como "partes y componentes [...] que brindan la capacidad de ensamblar" las citadas armas.
Incluso si ninguna de estas disposiciones tuviera implicaciones potencialmente problemáticas para el comercio interno de armas y municiones de EE.UU., el cumplimiento del tratado habría obstaculizado el negocio de las armas.
Cabe destacar que los fabricantes de armas estadounidenses dominan esa industria a nivel mundial en términos de volumen total. De acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI), que rastrea las ventas mundiales de armas, esa industria de EE.UU. representó el 57% del total de las 100 principales ventas de armas en el 2017.
El TCA también solicita un mayor control de la venta de armas en los casos en que "podrían ser usadas para cometer o facilitar violaciones graves del derecho internacional humanitario o de derechos humanos, actos de terrorismo o delincuencia organizada transnacional", así como "cometer o facilitar actos graves de violencia de género o violencia contra las mujeres y los niños".
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