Tras la firma de la orden ejecutiva con la que la Administración Trump prohibió el pasado 15 de mayo el uso de equipos de telecomunicaciones fabricados por compañías consideradas como "una amenaza para la seguridad nacional", la empresa tecnológica china Huawei, incluida bajo ese epígrafe, dejaba de recibir soporte por parte de Google.
Se trata de la consecuencia más notoria e inmediata que la guerra comercial entre EE.UU. y China ha tenido sobre los consumidores. Poco después, la ONG española Facua-Consumidores en Acción, advertía a los usuarios de Huawei sobre la posibilidad de "reclamar compensaciones económicas si sus dispositivos móviles Huawei perdiesen prestaciones como consecuencia de la ruptura de Google con la multinacional china". Se referían, en concreto, a reclamar "una compensación económica al vendedor al que se lo adquirió".
Sin embargo, más allá de estas acciones particulares a nivel individual, al tratarse de una situación que afecta a un número tan considerable de consumidores, y con un origen claramente detectable en una decisión legislativa de la Administración Trump, cabe preguntarse si los consumidores podrían articular algún tipo de acción legal contra el gobierno estadounidense o incluso contra Google, por dejar de prestar un soporte con el que los usuarios contaban al adquirir su dispositivo.
Tanto Google como Huawei ya han garantizado que los dispositivos que estén en uso y aquellos que ya estén a la venta seguirán recibiendo soporte de Google para parches de seguridad y servicios como el de la tienda Google Play para aplicaciones, pero no tendrán acceso a la próxima versión de Android.
En opinión de Ruben Sánchez, portavoz de Facua-Consumidores en Acción, fundamentar una demanda colectiva contra los responsables de esta ruptura entre Google y Huawei "es muy complicado, no es algo fácil, y hay muchas posibilidades de que no vaya a ninguna parte", razón por la cual, desde su organización prefieren ser muy cautos al respecto.
Dudosa base legal para una demanda colectiva
Sánchez recuerda que tanto Google como Huawei han lanzado "un mensaje de tranquilidad por parte de las multinacionales, asegurando que los dispositivos que hayan sido comprados o estén en stock en el momento de la ruptura de relaciones entre Google y Huawei no van a tener problema". De cumplirse esta promesa "lo único que no van a poder hacer es descargarse la próxima actualización de Android prevista para el mes de agosto, la versión 'Q'".
Y ahí está el 'quid' de la cuestión: tal como explica Sánchez, "desde el punto de vista legal es complicado valorar si sería ilegal el hecho de que un consumidor no pueda descargarse la futura versión del sistema operativo". Y resulta complicado porque "cuando te compras un dispositivo Huawei, la compañía te garantiza que es compatible con la versión Android que tenga pre-instalada o pre-contratada, pero no te dicen si las versiones futuras de Android serán compatibles, entre otras cosas porque no lo saben". En teoría, esto dejaría cualquier demanda al respecto sin fundamento.
Lo que sí denuncia Sánchez, desde un punto de vista ético, es que "los consumidores somos rehenes de este conflicto, de esta guerra comercial". En este sentido, opina que "lo que hace Trump es absolutamente infame, y lo hace a sabiendas de que Huawei, más allá de la comercialización de dispositivos, tiene un enorme potencial en el ámbito de las redes 5G". "Eso es lo que parece que EE.UU. ve con mucho recelo, que Huawei pueda seguir creciendo tecnológicamente y alcance una mayor hegemonía", apunta el portavoz de Facua.
Por este motivo, en Facua entienden que "es necesario que la Comisión Europea se posicione ante esta guerra comercial", ya que, desde su punto de vista, en su "búsqueda de la hegemonía tecnológica", EE.UU. está "intentando derribar a determinadas compañías, imponiendo a grandes empresas estadounidenses, como Google y muchas otras, una ruptura de sus relaciones comerciales".
Huawei, perjudicado a corto plazo
La situación inmediata tras la decisión de la Administración Trump supone, para Sánchez, que "con los mensajes que se están lanzando, muchos consumidores no van a apostar por Huawei".
En este nuevo escenario, los consumidores que vayan a comprar un teléfono móvil "tendrán que elegir entre el iOS de Apple, el Android en cualquier dispositivo o el sistema operativo propio que desarrolle Huawei". Y la pregunta que surge entonces, tal como señala Sánchez, es: "¿Hasta donde va a triunfar la versión de un sistema operativo propio de Huawei?".
"Ahora mismo es una incógnita –continúa este defensor de los derechos del consumidor–. Es un gigante, tiene posibilidades de desarrollar un sistema operativo propio como Apple, pero también es posible que no".
El portavoz de Facua concluye en este sentido "que por muchos mensajes de tranquilidad que se manden, estamos seguros de que hay muchos consumidores comprando móviles estos días que no están apostando por Huawei", ya que "el mensaje que está en todos los medios es que hay una guerra comercial, un veto futuro, y eso va a perjudicar a la compañía china".
"El consumidor es egoísta, tiene que serlo, y apuesta por una marca con la que piensa que no va a tener problemas", añade, insistiendo en que "es evidente que muchos consumidores van a decidir no comprar a partir de hora estos dispositivos, a no ser que Huawei desarrolle una política de marketing lo suficientemente convincente para que no haya bajada de ventas".
En una mirada a largo plazo, Sánchez admite que el escenario futuro también podría consistir en que "esta guerra comercial se acabe con la salida de Trump de la Casa Blanca y se normalicen las relaciones entre Google y Huawei, pero para eso faltan por lo menos dos años, si no hay un 'impeachment' antes".
David Romero
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