Roberto Javier Céspedes, uno de los dos apresados por el asesinato del diácono argentino Guillermo Luquín, de 52 años, confesó la autoría del crimen a través de un video difundido este lunes, en el que manifiesta que actuó en defensa propia frente a un supuesto ataque sexual del clérigo.
Según la versión del joven de 19 años, que aparentemente grabó horas después del hecho, conocía al diácono desde que tenía 14 años y en más de una oportunidad éste lo acosó sexualmente.
La noche del asesinato, que se perpetró el sábado pasado, el diácono —según relata Céspedes— lo invitó a cenar en su casa, en la localidad de Temperley, Buenos Aires, y él decidió ir junto con su novio, Iván Martínez, de 20 años, hoy también detenido.
De acuerdo con el relato del joven, tras una charla amena, Luquín les sugirió ir a la habitación con la excusa de mostrarles unos cuadros y allí intentó abusar de Céspedes, quien dice haberse defendido a puñetazos. Luego de un forcejeo, en el que supuestamente el clérigo sacó un arma blanca, el muchacho afirma haberle arrebatado el cuchillo y admite haberle hecho un corte a la altura del cuello. Finalmente, la pareja huyó del lugar sin alertar a las autoridades sobre lo sucedido.
Cuando la policía llegó a buscarlos a sus domicilios, en la madrugada del lunes —detallan los medios locales—, ambos jóvenes reconocieron que habían tenido una relación previa con Luquín y que "chateaban" con él a través de la plataforma Telegram. Sus huellas dactilares habían quedado en una copa en la escena del crimen y fueron la clave para localizarlos.
El cuerpo del párroco fue encontrado el domingo por un sobrino de 22 años, quien luego de advertir que su tío no había asistido a su tradicional misa, fue a buscarlo en su domicilio y lo encontró muerto. La posterior autopsia reveló una herida profunda a la altura de su cuello y otras menores en distintas partes de su cuerpo, ocasionadas por un arma blanca.