Sólo una semana antes que en Argentina y Uruguay, el 20 de octubre habrá elecciones presidenciales en Bolivia. Evo Morales –con trece años encima al mando y preferido en las encuestas– buscará su cuarto período. En su contra, el reclamo de quienes dicen que la postulación es ilegítima. A su favor, una economía que brilla. En el medio, una oposición que no se unificó y a la que le cuesta presentar proyectos distintos, más allá del hecho de pregonar 'El fin de Evo'. ¿Qué debates recorren el Altiplano?
En las elecciones se elegirá el presidente y vicepresidente del Estado Plurinacional, 130 miembros de la Cámara de Diputados y 36 miembros del Senado. Si hubiera balotaje (el candidato ganador tiene que sacar más del 50 por ciento de los votos o 40 con una diferencia de más de 10 puntos frente al segundo) sería el 15 de diciembre.
Los principales candidatos que enfrentan a Evo Morales son el expresidente Carlos Mesa y el senador Oscar Ortíz. El primero fue mandatario entre 2003 y 2005 (renunció), es escritor, periodista y fue vocero de Bolivia para la demanda marítima en el gobierno de Morales. Ortíz, por su parte, oriundo de Santa Cruz (históricamente antimasista) se presenta como candidato de la 'Alianza Bolivia dice no'.
"Evo Morales tiene la iniciativa política, la oposición gira en torno a ella. Y la oposición tiene el problema en general de que no logran articular una sola posición común que no sea la de bajar a Evo Morales", dijo a RT Mario Cañipa, analista político, encuestador y periodista de Bolivia. Además agregó que hay otras candidaturas pequeñas ("que no suman ni el 10 por ciento") y que se sostienen en función de ver "quién es el más radical en el ataque a Evo".
La candidatura de Morales
A los dos más relevantes los une el reclamo de que la candidatura de Evo es ilegítima. Sin ir más lejos, a principios de junio organizaron una marcha (junto al también candidato Víctor Hugo Cárdenas) en la que acusaron al Tribunal Supremo Electoral de favorecer al actual presidente y le exigieron que el proceso electoral sea 'transparente'.
Desde el gobierno, a través de su vocero Manuel Canelas, cuestionaron la convocatoria: "Rechazamos de manera categórica los intentos de desestabilización y boicot a las elecciones que promueven cívicos y partidos de la oposición", dijo.
En 2016 Bolivia llevó adelante un referendo constitucional sobre reformar el artículo 168 de la Carta Magna "para que la presidenta o presidente y la vicepresidenta o vicepresidente del Estado puedan ser reelectas o reelectos por dos veces de manera continua". El 51 por ciento votó 'no'.
En noviembre 2018, el Tribunal Constitucional autorizó a Evo Morales y Álvaro García Linera (actual vicepresidente y candidato a lo mismo) a presentarse. Lo hizo tras responder una demanda de 'inconstitucionalidad' que habían presentado los precandidatos. Entonces Morales tuiteó: "La Revolución Democrática sigue". Al mes siguiente, el Tribunal Electoral Supremo lo habilitó formalmente.
La oposición sigue posando su agenda en la ilegitimidad por haber perdido el referendo. Y veinte expresidentes iberoamericanos instaron a la OEA (Organización de Estados Americanos) a condenar la candidatura de Evo. Denunciaron que "busca perpetuarse en el poder" y que es una "grave violación de la Convención Interamericana de Derechos Humanos". El pedido lo firman, entre otros, exmandatarios de Bolivia (Jorge "Tuto" Quiroga), de España (José María Aznar), de Nicaragua (Enrique Bolaños), de México (Felipe Calderón y Vicen te Fox), de Chile (Eduardo Frei), de Uruguay (Luis Alberto Lacalle) y hasta el argentino Fernando de la Rúa, entre otros.
"Creo que los problemas de los pueblos no se resuelven afuera, se resuelven dentro de los pueblos", opina Cañipa. "La soberanía en Bolivia es fuerte. Si bien es cierto que en algunos sectores hacen coro de los expresidentes iberoamericanos, en la gran mayoría de la gente esas cosas no funciona, las ven muy lejos... la gente aquí está pensando en sus cosas cotidianas, en sus necesidades más simples".
Otra de las contras de los expresidentes es que el propio Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ya se pronunció hace tiempo a favor de que se presente Morales. Incluso dijo que sería "absolutamente discriminatorio" que no pudiera hacerlo. De hecho, se los vio juntos en mayo de este año en la Sede de Gobierno, en donde Almagro firmó un acuerdo para facilitar el trabajo de observadores de la OEA en las elecciones de octubre.
El analista Cañipa, que encuesta a lo largo y ancho del país, registra que "hay un discurso muy posicionado en algunos sectores urbanos muy conservadores de la población que dicen que no debería postularse". Sin embargo, la paradoja es que muchos de los que mencionan estar en desacuerdo con el referendo, también dicen que votarán a Morales en las elecciones.
Economía y dignidad
Cañipa también hace estudios cualitativos. "Cuando uno le pregunta a la gente qué es lo mejor que ha hecho el presidente Evo Morales, sin duda la primera respuesta es: 'Hacer crecer la economía de las familias bolivianas'", describió. En segundo lugar, haberles dado dignidad. Las dos respuestas, sumadas, llegan al 50 por ciento.
La economía boliviana hace años sorprende a propios y ajenos. Sin ir más lejos, el FMI previó un crecimiento de la economía boliviana del 4,2 por ciento para este año. Es decir, una de las economías que más rápido crecen en la caótica América Latina. La revista Forbes, en enero de este año, tituló 'Bolivia:¿el milagro económico de América Latina?' y puntualizó: una década creciendo a un promedio anual del 5 por ciento (más que EE.UU.).
El país andino triplicó su PBI (según el Banco Mundial, en 2006 era de unos once millones y ahora ya es de más de 37). También aumentó la esperanza de vida (de 64 a 71 años) y disminuyó la pobreza.
Evo Morales es presidente desde 2006 y podría serlo (de ganar en octubre) hasta 2025. "Nos llama la atención: normalmente otros gobiernos sufren más el desgaste. En este caso, hay un reconocimiento muy grande al gobierno. Ha dado estabilidad a la economía y en muchísimos casos ha hecho crecer la economía de las familias de clase media, clase media baja y populares. Y ha dado dignidad: el sentirse bolivianos, sentirse grandes frente al mundo, mirar con la mirada en alto y decir 'soy boliviano'".
Quizá las canchitas de fútbol inauguradas por todos lados sean un buen ejemplo de uno de los debates de fondo. Cañipa se refirió a quienes lo critican. "Son cosas que le dan a la gente un vivir mejor. El fútbol es el deporte más importante para los bolivianos que viven en esas áreas. Trabajan desde las 4 de la mañana hasta las 5 de la tarde: el partido después de la jornada es esencial para ellos. Siempre lo han jugado en canchitas de tierras, en baldíos con arcos hechos con piedras. Ahora pueden jugar en césped", relató.
Y las 'canchitas' no fueron cosas aisladas. Fueron políticas de Estado. Según el Ministerio de Comunicación, la unidad de proyectos espaciales y más específicamente el programa 'Bolivia cambia, Evo cumple', entre 2007 y 2018 hicieron 1.781 obras vinculadas al deporte. Además, otras vinculadas a la educación, la infraestructura social y vial, y de saneamiento.
Radiografía del voto
En 2005 Evo ganó con el 53 por ciento de los votos. En 2009, con el 64. En 2014, lo eligió un 61 por ciento de los votantes. Para el analista Cañipa, hay tres capas geográficas para analizar: ciudades capitales, urbanos y rurales. "Es las capitales de los departamentos (muy conservadoras todas) se ve un empate. En las intermedias (nivel de urbanización alto pero sin ser capitales), el presidente tiene una ventaja realmente holgada frente al segundo. En el área rural, tiene un voto muy fuerte y hace muy evidente la diferencia con Mesa", describió. La fortaleza de Evo Morales está en las ciudades intermedias y en lo rural.
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