A principios del pasado mayo, el ministro de Exteriores de España, Josep Borrell, reiteró el rechazo de su país al hecho de que Estados Unidos active el Capítulo III de la Ley Helms-Burton contra Cuba porque supone un ataque a los intereses comerciales españoles y una violación del derecho internacional.
Esta normativa, junto a las restricciones a los viajes de los ciudadanos estadounidenses, han puesto en serios problemas a miles de emprendedores en esa isla caribeña. RT conversó con algunos de los afectados para conocer sus experiencias.
Raúl Revola es propietario del restaurante Mediterráneo Havana. Es uno de los más exitosos de la capital cubana, pero no corren buenos tiempos desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, prohibió las visitas de cruceros procedentes de EE.UU. a la isla.
Esa medida supuso golpes duros: por un lado, el desabastecimiento de productos; por otro, una caída abrupta de clientes.
Impacto profundo
"A mi criterio, esas son las afectaciones más grandes. Luego está el estado de ánimo, que no es favorable", expresó este emprendedor, quien añadió: "¡Cuba estaba de moda! Hace dos años estábamos en un 'boom'; es decir, con un ambiente muy favorable" no solo por "la gente que quería venir a Cuba, sino también el propio cubano, que veía un poco el florecer de la economía. Esto hoy realmente lo estamos sufriendo".
Cuando el Gobierno cubano abrió las puertas a la iniciativa privada en 2010, Oniel Díaz Castellanos y un grupo de colegas crearon la consultora Auge para brindar asesoramiento a los nuevos empresarios. Ahora le ha tomado el pulso a la crisis y asegura que el impacto es profundo, no solo por la pérdida de clientes.
"La política de Trump no solo afecta al sector privado", sino que "ha limado las bases para un desarrollo futuro", debido a que "muchos emprendedores nos comentan: 'yo he tenido que parar inversiones, he tenido que parar ampliaciones, he tenido que parar las contrataciones de nuevos trabajadores' porque 'no he tenido el basamento para estimar que voy a seguir creciendo en los próximos años'", señaló Díaz Castellanos.
Un sector en crisis
En 2014, Maritza Velázquez decidió probar suerte en la renta de habitaciones, uno de los sectores más extendidos y afectados. Al vivir cerca de la Embajada de EE.UU., su casa se convirtió en unos de los lugares preferidos para los visitantes de ese país hasta que Trump puso en marcha sus primeras medidas. Hoy se pregunta si podrá resistir a la coyuntura.
"Siempre están inventando algo para que no vengan las personas y descubran qué es lo que realmente hay aquí", así que "no están beneficiando; al contrario, están perjudicando y no tienen ningún resultado, la verdad", lamentó Velázquez.
Las dificultades para obtener una visa estadounidense y la consecuente reducción de las remesas han cortado fuentes de financiamiento y una de las pocas vías para la importación de insumos. En una coyuntura externa tan desfavorable, muchos emprendedores cubanos piensan que la solución está en los incentivos que pueda ofrecer el Gobierno de Cuba.
Esperanza en la iniciativa privado
"Necesitamos un sector privado verdaderamente insertado en la economía nacional, participando, unido con la empresa estatal, generando riqueza, generando prosperidad" y "creando nuevos servicios y nuevas oportunidades no solo para el turista, sino para el cubano que reside acá", aunque "hoy eso no se ha logrado", opinó Díaz Castellanos.
Por este motivo, los empresarios de Cuba sienten "la necesidad de reinventarse, buscar alternativas", para lo cual requieren "un mayor diálogo, más comunicación entre el Estado y los negocios sobre importación, ventas mayoristas, cuestiones impositivas", resumió Revola.
Actualmente, más de medio millón de cubanos trabajan en los negocios privados, un sector que el Gobierno de Cuba estima que será fundamental en la economía nacional. Afectar su desarrollo supone entorpecer los planes para lograr lo que las autoridades llaman un socialismo próspero.
Por su parte, la Administración Trump asegura que cada una de sus medidas busca "ayudar al pueblo cubano", pero en esa isla caribeña muchos se preguntan si estas palabras son una broma pesada.