La teoría de la conspiración más discutida últimamente en el ámbito de la política estadounidense continúa sumando adeptos pese a que ninguna de sus predicciones se ha cumplido y su creador ha dejado de promoverla en redes sociales.
Se trata de una información divulgada por un internauta conocido como QAnon, que dice poseer acceso a los altos mandos del Gobierno de EE.UU. y afirma que sus publicaciones son evidencia de que la élite de funcionarios de Washington, así como estrellas de Hollywood, no solo planean un golpe de Estado en el país, sino también son partícipes de asesinatos y rituales satánicos, además de operar masivas redes de pedofilia.
No obstante, esta teoría de la conspiración, a diferencia de otras como el 'Pizzagate', argumenta que esos problemas están siendo resueltos por el presidente Donald Trump, que de la mano de la cúpula militar estadounidense trabaja —según QAnon— de forma discreta para arrestar a los miembros del denominado 'Deep state' ('Estado profundo') contrarios a su Administración y envueltos en esas presuntas actividades ilícitas.
Según los seguidores de la teoría, que la han adoptado como verdadera y la han convertido en un movimiento, el inquilino de la Casa Blanca, a través de mensajes ocultos en sus declaraciones públicas, les hace saber que está cumpliendo con su papel de 'justiciero'. Coincidentemente, las primeras publicaciones de QAnon comenzaron en octubre de 2017, días después de que Trump anunciara ante periodistas —sin proveer explicación alguna— que "se acerca una tormenta".
En abril de este año, no obstante, el movimiento sufrió un golpe bajo cuando fue desmentida una de las premisas sobre las que se basa: la investigación del fiscal especial Robert Mueller, que según QAnon no tenía como objetivo la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016, sino figuras liberales como Barack Obama, Hillary Clinton y George Soros, no resultó en ninguna acusación contra los rivales de Trump.
Desde ese entonces, QAnon ha disminuido significativamente la cantidad y periodicidad de sus publicaciones en relación con la teoría, y durante todo un mes, entre mayo y junio, no publicó ni un mensaje en Twitter. El periodista Mike Rothschild notó este hecho y se dio a la tarea de averiguar si esta falta de actividad reflejaba el sentimiento de los seguidores del movimiento.
No obstante, según indagaciones a internautas publicadas en The Daily Dot, Rothschild encontró lo opuesto: no hay signos de desaceleración, abandono o retroceso, sino que los 'activistas' han volcado su fuerza hacia una lucha general contra la corrupción y en pro de buscar un ajuste de cuentas con el 'Estado profundo' del país.
"Q me ha enseñado cómo pensar por mí misma: si Q no está publicando, confíe en que sea parte del plan", indicó una seguidora del movimiento citada por el periodista. "Q nos ha dado la píldora roja inicial, depende de nosotros investigar y conectar los puntos", añadió otro internauta.
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