China sigue comprometida con "una estrategia nuclear de autodefensa", cuyo objetivo pasa por mantener la seguridad estratégica nacional mediante la disuasión de uso o de amenaza de uso de armas nucleares en su contra por parte de otros países. Así lo revela el libro blanco titulado 'La defensa nacional de China en la nueva era', el primero que publica Pekín sobre su sector militar desde las amplias reformas militares emprendidas por el presidente Xi Jinping en 2015.
El documento detalla que China "siempre está comprometida" con una política nuclear de "no usar primero las armas nucleares en ningún caso y bajo ninguna circunstancia", así como de "no usar ni amenazar con usar armas nucleares contra estados sin armas nucleares o zonas libres de armas nucleares sin ningunas condiciones".
En ese sentido, Pekín aboga por una prohibición completa del arsenal nuclear, así como por su destrucción, y subraya que "no se involucra en ninguna carrera armamentista nuclear con ningún otro país", manteniendo sus capacidades nucleares "al nivel mínimo requerido para la seguridad nacional".
En términos generales, el libro blanco resume la estrategia militar de China bajo el principio: "no atacaremos a menos que seamos atacados, pero seguramente contraatacaremos si nos atacan".
El Ejército chino
En el marco de las reformas, el Ejército de Liberación Popular ha recortado 300.000 efectivos, situándose su fuerza activa total en 2 millones de personas, reza el documento.
En particular, la fuerza activa del Ejército terrestre se redujo "significativamente"; la de la Fuerza Aérea se mantuvo en el mismo nivel, y las de la Armada y de la Fuerza de Misiles aumentaron moderadamente, al tiempo que se optimizaron las estructuras de fuerza de todas las ramas.
Sin embargo, el libro blanco admite que el Ejército Popular de Liberación "todavía está muy por detrás de los principales ejércitos del mundo" y se enfrenta a una "creciente brecha de generación tecnológica", por lo que debe acometer "mayores esfuerzos en la modernización militar para satisfacer las demandas de seguridad nacional".
Concretamente, China evoca la modernización de su Ejército para 2035, con el objetivo de transformarlo completamente en "una fuerza de clase mundial para mediados del siglo XXI".
El gasto militar
El gasto de defensa de China es "razonable y apropiado" y representa un porcentaje relativamente bajo del PIB del país y del gasto gubernamental en comparación con otros países importantes, reza el documento. En este sentido, señala que en 2017 el desembolso militar del país asiático representaba menos de una cuarta parte del de EE.UU. en términos de gasto total.
"En consonancia con el desarrollo económico nacional, los gastos de defensa de China mantendrán un crecimiento moderado y constante", apunta el libro blanco.
"China nunca buscará la hegemonía"
El libro blanco también estipula que China "nunca buscará la hegemonía, expansión o esferas de influencia", recordando que desde su fundación hace 70 años no ha librado ninguna guerra ni conflictos armados. No obstante, seguirá fortaleciendo sus fuerzas militares para salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses en materia de desarrollo, sostiene.
En lo que concierne a Taiwán, Pekín mantiene su postura de reservarse el derecho del uso de la fuerza y emprender todas las acciones necesarias contra la interferencia de fuerzas externas y separatistas.
Entre otras cosas, el país asiático se opone al doble rasero y se compromete a adherirse a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, el control internacional de armas, el desarme y la no proliferación para promover la paz y seguridad global.
EE.UU. socava la estabilidad global y busca "la superioridad militar absoluta"
Por otro lado, Pekín acusa a Washington de propiciar una competencia entre las principales potencias mundiales y de debilitar la estabilidad global. El Gobierno chino constata que "el sistema de seguridad y el orden internacional se ven socavados por el creciente hegemonismo, la política del poder, el unilateralismo y los constantes conflictos y guerras regionales".
El documento dirige críticas contra Washington por adoptar "políticas unilaterales" y por buscar "la superioridad militar absoluta", así como por socavar la "estabilidad estratégica global" al invertir decisivamente en activos de defensa nuclear, espacial, cibernética y de misiles.
Los estrategas chinos señalan también que Washington continúa fortaleciendo sus alianzas militares en la región Asia-Pacífico, reforzando el "despliegue y la intervención militar".
En este contexto, el politólogo Eduardo Luque Guerrero señala en declaraciones a RT que, mientras China no busca hegemonía "ni pretende controlar el espacio geopolítico de los demás", la posición de EE.UU. de crear zonas de conflictos "allí donde no las había" se enmarca en el intento "de desarrollar su unilateralismo político llevado a todos los extremos".
Washington está "generando tensiones", precisamente porque EE.UU. se ve como "una potencia que está perdiendo gran parte de su empuje", frente a otras "que están emergiendo y que, de alguna forma, le plantean una disputa económica y política a nivel mundial", detalla el analista.
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!