Este martes, el presidente estadounidense Donald Trump pronunció un discurso en una cumbre estudiantil patrocinada por la organización conservadora Turning Point USA. Conforme a las normas de eventos de este tipo, el escenario en que apareció el mandatario estaba adornado con los símbolos nacionales del país, incluido el Gran Sello de EE.UU.
A lo largo del discurso de Trump, que duró aproximadamente una hora y media, nadie notó nada raro: ni la audiencia, ni los fotógrafos, ni el equipo presidencial. Solo al término de la celebración y al revisar las imágenes tomadas durante el evento, los medios de comunicación se dieron cuenta de que el emblema nacional, proyectado en una enorme pantalla detrás de Trump, había sido burlonamente 'photoshopeado'.
En primer lugar, el águila calva del Gran Sello tenía dos cabezas en vez de una, como la bicéfala del escudo de Rusia. Además, en lugar de agarrar las 13 flechas —representando los 13 estados originales del país—, el pájaro de la versión 'troleada' llevaba en su garra izquierda palos de golf.
Por último, el lema nacional 'E Pluribus Unum' ('De muchos, uno', en latín) que figura en el sello original, había sido sustituido por la frase "45 es un títere", escrita en español. Unas palabras más que probablemente alusivas al 45.º presidente de la nación, que no es otro que Trump.
Aparentemente, la versión modificada del Gran Sello tuvo el propósito de burlarse del actual inquilino de la Casa Blanca, utilizando los principales objetos de las críticas contra su figura: sus supuestos vínculos con Rusia y la injerencia del Kremlin en las últimas elecciones generales. Eso y su excesiva afición al golf.
¿Cómo pudo haber pasado?
Por ahora las circunstancias de lo ocurrido se desconocen. Un portavoz de la Casa Blanca entrevistado por el periódico The Washington Post afirmó que los funcionarios gubernamentales no tuvieron conocimiento de la modificación del falso sello de antemano y remitieron el asunto a la organización Turning Point.
Un vocero de la entidad, por su parte, aseguró estar perplejo. "No puedo entender quién lo hizo todavía", dijo el portavoz, quien cree que pudo tratarse de "un error en el último momento" del equipo que manejó la producción audiovisual del evento. Y confesó no saber de dónde pudo llegar la imagen.
"Dejar que alguien proyecte algo que no esté controlado por la Casa Blanca en una pantalla es bastante estúpido", opinó en declaraciones al periódico el exabogado de ética de la Casa Blanca, Richard Painter. "Alguien se va a meter en problemas, pero se echaron unas buenas risas", admitió.
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