La desierta isla Henderson, en el océano Pacífico, debería ser un paraíso prístino, ya que la población más cercana está a miles de kilómetros. Sin embargo, una expedición internacional realizada por 12 personas, en su mayoría científicos y conservacionistas, halló unas 18 toneladas de residuos a lo largo de 2,5 kilómetros de playas que, en 1988, fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Del total de basura, en su mayoría de plástico, fueron recolectadas unas seis toneladas para ser clasificadas y comparadas con los resultados de expediciones anteriores.
"Hallamos residuos de casi todas partes", contó Jennifer Lavers, investigadora que lideró la expedición del mes pasado y planea nuevos viajes para el año próximo y para 2021. "Había botellas y recipientes, todo tipo de material de pesca", agregó, antes de detallar que eran procedentes "de Alemania, Canadá, EE.UU., Chile, Argentina, Ecuador". "Cada país tiene su responsabilidad para proteger el medioambiente, incluso en áreas remotas", agregó.
La primera expedición de Lavers se produjo en 2015, cuando detectó 700 fragmentos de plástico por metro cuadrado. En tanto, un estudio de 2017 aseguró que en la isla se había detectado la mayor densidad de residuos plásticos jamás registrada allí.
La limpieza
Los primeros trabajos que realizaron los especialistas fue remover todas las boyas de pesca presentes en el área, que sumaban 1.200. Luego fue el turno de las piezas más grandes de plástico rígido, como botellas de agua, recipientes y hasta asientos de inodoro.
Cada uno de esos objetos, todos de mayor tamaño que la tapa de una botella, fueron contados, catalogados, pesados y registrados, para poder comparar esa información con la de 2015. De acuerdo con las primeras estimaciones de los especialistas, el 60 % de los residuos parecían estar asociados con la industria pesquera.
En tanto, al final de cada día, el grupo registraba la zona con una foto. "Es muy gratificante ver el progreso. Se puede observar que hay una verdadera diferencia en cómo se ve la playa", comentó el experto en reciclaje James Beard.
Un peligro para la fauna
La basura acumulada en la isla Henderson es también un riesgo para la fauna, en una zona considerada como un santuario para la cría de aves marinas y hogar de cuatro especies de aves endémicas.
Según se indicó, se halló plástico en los estómagos de aves marinas y de ballenas muertas; mientras que los cangrejos ermitaños trepan sobre los residuos y quedan atrapados en los recipientes de los que no pueden salir, por lo que mueren de hambre bajo el sol.
Además, el plástico se descompone y se convierte en microplástico, de menos de cinco milímetros de diámetro, o nanoplástico, inferior a los 0,001 milímetros, que termina en la cadena alimenticia, ya que no puede ser recogido. Esto provoca que la mayor parte del material se desintegre en la costa, acumulando unas 2.000 unidades por metro cuadrado.
Por eso, Brett Howell, quien participó de la expedición, aseguró que la contaminación de la isla Henderson es un recordatorio de que los residuos plásticos nunca desaparecen. "Si esto no es un llamado de atención que necesitamos para cambiar nuestras cadenas globales de suministro y llegar a una economía circular, no sé qué es", concluyó.