Un hombre vestido con ropa deportiva, careta y gorra, protagonizó un atraco frustrado en Málaga, al sur de España. El individuo entró en una sucursal bancaria al grito de "¡esto es un atraco!", pero desistió de perpetrar el crimen cuando se le cayó la mitad de la pistola de juguete que portaba, según ha informado la prensa local.
El atracador se había disfrazado en un callejón cercano y entró al banco, aprovechando el momento en que un cliente salía de la entidad financiera. Una vez dentro, coaccionó al director para que le entregara el dinero.
Cuando el responsable le informó de que allí no estaba la caja, el ladrón se se dirigió a una empleada que también dijo que no tenía dinero. Fue en el tercer intento, mientras registraba los cajones de la mesa de la última trabajadora, cuando se le cayó una pieza de la pistola de juguete con la que estaba amenazando a todos los empleados.
En ese punto, el hombre decidió dar por finalizado el atraco y abandonó la sucursal con las manos vacías y desentendiéndose de la mitad del 'arma' que se le había caído. Cuando los agentes de Policía llegaron, comprobaron que se trataba de una pistola falsa.
Este episodio sucedió el 3 de mayo, aunque el video se divulgó recientemente, luego de que el ladrón fuese atrapado en la llamada 'operación zapatilla'. El detenido, de 36 años, es conocido como 'el keko' y tiene una larga lista de antecedentes penales, que le han llevado a pasar más de una década en prisión.
El robo frustrado habría sido el primero de la última serie de asaltos que se atribuye a este hombre, a quien se le señala por otros seis atracos, cinco de ellos en un mismo fin de semana en dos gasolineras, una farmacia, un banco y una oficina de Correos. En todos los golpes variaba el disfraz, pero llevaba puesto el mismo calzado deportivo, lo que dio lugar al nombre del operativo.
La 'operación Zapatilla' acabó el pasado 24 de julio, cuando 'el keko' fue detenido después de que se atrincherara en una vivienda de la que había expulsado a sus moradores y en la que intentó hacer creer a la Policía que tenía retenidos a varios menores.
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