Una persona ha muerto y más de 40 han resultado heridas este miércoles durante una operación fallida de las fuerzas especiales de Kirguistán para detener al expresidente Almazbek Atambáyev. El exmandatario es sospechoso de corrupción, de apoyar la conversión ilegal de tierras, de liberar de la cárcel a un peligroso delincuente, de suministrar ilegalmente carbón a la central termoeléctrica de la capital del país, así como de adquirir de forma ilícita un terreno en la aldea de Koy-Tash, cerca de Biskek, para la construcción de una vivienda.
Las fuerzas especiales asaltaron la residencia de Atambáyev en Koy-Tash, a 20 kilómetros de la capital del país, y tuvieron que hacer frente a la resistencia de parte de centenares de partidarios del exmandatario que se encontraban allí.
Como resultado de los enfrentamientos, un oficial de las fuerzas especiales falleció de una herida de bala, mientras que 43 personas, incluido un periodista local, resultaron heridas.
Entretanto, el asesor de Atambáyev, Farid Niyázov desmintió las informaciones sobre la supuesta detención del exmandatario, aclarando que sigue en su casa.
Más tarde, el propio Atambáyev realizó una declaración, pidiendo a las fuerzas de seguridad que "no disparen contra su gente", y mostrándose dispuesto a testificar, como lo exigen los agentes de la ley.
Por su parte, el Comité Estatal de Seguridad Nacional de Kirguistán insiste en que los agentes solo usaron balas de goma, mientras que desde la casa dispararon armas de fuego.
- El 27 de junio el Parlamento kirguís votó a favor de privar a Atambáyev, que estuvo al frente del país entre 2011 y 2017, de la inmunidad y del estatus de expresidente, lo que abrió la puerta para procesarlo por cargos penales. Su defensa opina que esta decisión va en contra de la Constitución nacional.
- Por su parte, el exmandatario se considera víctima de una persecución política por parte del actual Gobierno y tilda de "disparate" todas las acusaciones en su contra.