El ministro de Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, aseguró que EE.UU. ha convertido el golfo Pérsico en un "polvorín a punto de explotar" al vender armamento a ciertos países regionales.
"EE.UU. [vendió] armas por valor de 50.000 millones de dólares a la región el año pasado. Algunos países de la región con menos de un tercio de nuestra población gastan 87.000 millones en adquisiciones militares. Hagamos una comparación: Irán gastó el año pasado 16.000 millones de dólares con fines militares con casi un millón de personas en el Ejército; los Emiratos Árabes Unidos, con una población total de un millón de personas, gastaron 22.000 millones, mientras que Arabia Saudita gastó 87.000 millones", dijo el alto diplomático en una entrevista con la cadena Al Jazeera que concedió durante su visita a Catar.
"Si se habla de amenazas provenientes de la región, las amenazas provienen de EE.UU. y sus aliados, que están inundando de armas la región, convirtiéndola en un polvorín a punto de explotar", agregó Zarif.
Presencia naval en la región
En una reunión con su homólogo catarí, Mohammed bin Abdulrahman al Thani, Zarif condenó la idea de la presencia militar extranjera en el golfo Pérsico y la calificó como un "fracaso", asegurando que la medida complicaría aún más la situación.
Hablando de la decisión de EE.UU. de crear la Operación Centinela, una coalición multinacional para patrullar las aguas del golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz, el estrecho de Mandeb y el golfo de Omán, Zarif señaló que la presencia de más buques de guerra solo conduciría a una mayor inseguridad en la región.
"Este es un pequeño cuerpo de agua, y cuantos más barcos navales extranjeros haya en este cuerpo menos seguro será para todos. Según dicta la experiencia, la presencia de la flota naval estadounidense y extranjera en el golfo Pérsico nunca ha producido seguridad. (...) Esto es un acto hostil contra Irán y no creo [que tenga] algún otro impacto que no sea la inseguridad", destacó Zarif.
La actual escalada de tensión entre Teherán y Washington se remonta a la decisión de hace un año del presidente estadounidense, Donald Trump, de retirar a EE.UU. del acuerdo nuclear internacional con Irán para, posteriormente, establecer duras sanciones económicas enfocadas en el sector petrolero iraní.