Los científicos de la Universidad de Princeton, en EE.UU., han creado un modelo del posible conflicto nuclear entre las fuerzas de la OTAN y Rusia en el que más de 91 millones de personas podrían perder la vida o resultar heridas graves.
Los especialistas han elaborado una animación para mostrar un desarrollo potencial del conflicto con el uso de unas armas nucleares tácticas que podría convertirse en un guerra nuclear a gran escala. Han basado su modelo en evaluaciones independientes de las fuerzas de EE.UU. y Rusia y han utilizado amplios conjuntos de datos sobre las armas nucleares actualmente desplegadas y posibles objetivos para armamento particular. Asimismo, han imaginado un posible orden de batalla.
Según este modelo, para limitar un avance de la OTAN, Rusia lanza un disparo de advertencia nuclear desde una base cerca de la cuidad de Kaliningrado contra Europa Central. En represalia la alianza lanza un misil contra la base rusa. Entonces, la lucha escala a nivel de guerra nuclear táctica.
De acuerdo con el hipotético plan, Rusia lanza 300 ojivas nucleares contra las posiciones de la OTAN y sus bases, mientras que la alianza responde con 180 misiles desde aeronaves. Según estiman los científicos, durante estas acciones, que prolongarían tres horas, pueden morir 2,6 millones de personas.
Después de la destrucción de Europa, EE.UU. lleva a cabo un ataque estratégico desde su terreno y submarinos utilizando 600 ojivas nucleares contra las fuerzas nucleares de Rusia. Antes de perder sus sistemas de armas, Moscú usa misiles contra el territorio de EE.UU. Un total de 3,4 millones de personas pueden perder la vida durante 45 minutos de ataques.
Luego, para inhibir la recuperación de ambas partes, la OTAN y Rusia atacan cada una las 30 ciudades más pobladas y centros económicos usando entre 5 y 10 ojivas y teniendo en cuenta el tamaño de estos lugares. Según el modelo, 85,3 millones de personas serán víctimas de estos ataques. Se estima que 34,1 millones de personas podrían fallecer mientras que 57,4 resultarían heridas. Los muertes podrían aumentar significativamente a largo plazo debido a los efectos del impacto de explosiones nucleares, añaden los especialistas.
Según los científicos, su proyecto tiene como objetivo mostrar unas posibles consecuencias catastróficas del conflicto nuclear entre EE.UU. y Rusia. Los especialistas universitarios lamentan que el riesgo de la guerra nuclear ha aumentado durante los dos últimos años porque EE.UU. y Rusia han abandonado el cumplimiento de algunas obligaciones sobre el control de armas.
EE.UU. sale del Tratado INF
El Tratado INF fue firmado en 1987 por la URSS y Estados Unidos con el objetivo de eliminar los misiles balísticos y de crucero con base en tierra con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros, tanto nucleares como convencionales.
Sin embargo, la Casa Blanca suspendió el Tratado INF a primeros de febrero y prometió abandonarlo por completo en 180 días si Rusia no cedía a sus demandas. Antes de anunciar su retirada del acuerdo, la Administración Trump había solicitado el desarrollo de un misil de mediano alcance "compatible con el INF". Sin embargo, desde la suspensión de Tratado INF, Washington ha mantenido una estrategia aún más agresiva. En mayo, el Pentágono anunció dos proyectos de misiles que, aunque no son nucleares, 'encajan' en los límites establecidos por el tratado.
Para justificar su retirada del acuerdo bilateral, el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton, señaló la supuesta violación del tratado por parte de Rusia. Aunque Moscú asegura que no incumplió el acuerdo, Washington sigue afirmando ―citando datos clasificados de su Inteligencia―, que Rusia ha estado desarrollando en secreto misiles de alcance intermedio, en concreto, aquellos que, supuestamente, pueden ser lanzados desde sistemas de misiles tácticos Iskander-M, desplegados a lo largo de la frontera occidental del país.
Sobre las acusaciones de Washington contra Rusia por violar el Tratado INF, Moscú insiste en que EE.UU. no puede presentar ninguna prueba de estas supuestas irregularidades. Asimismo, la parte rusa insiste en que sus reclamaciones respecto al incumplimiento del Tratado INF por parte de EE.UU. están todas justificadas.
En concreto, Rusia se refiere al uso por parte de EE.UU. de misiles señuelo, de drones pesados de asalto y de la creación de los sistemas de defensa antimisiles Aegis Ashore en Europa y en otras partes del mundo, adaptados para lanzar misiles de medio alcance Tomahawk.
"La respuesta de Rusia sería equivalente"
En respuesta a las acciones de EE.UU., el presidente ruso, Vladímir Putin, avisó que si Washington decide abandonar el tratado, "la respuesta de Rusia sería equivalente". El pasado mes de junio Putin ratificó la suspensión de la participación de Rusia en dicho tratado.
Moscú asegura que mantuvo las puertas abiertas para el diálogo hasta el último momento, pero que EE.UU. no aceptó sus propuestas y prosiguió con el proceso de retirada del Tratado INF.
El acuerdo sobre la destrucción de proyectiles de alcance medio y corto quedó oficialmente cancelado el pasado 2 de agosto a iniciativa de Washington. Ese día el Pentágono anunció que comenzaría a desarrollar ese tipo de misiles con ojivas convencionales que prohibía el Tratado INF.
Días después de su salida del Tratado, EE.UU. probó un misil de crucero que voló más de 500 kilómetros y alcanzó con éxito su objetivo.
Por su parte, el pasado 12 de septiembre desde el Ministerio de Defensa ruso subrayaron que la prueba estadounidense de un misil con el lanzador universal Mk-41 confirma que EE.UU. "estaba desarrollando activamente un misil terrestre de alcance prohibido" cuando el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF, por sus siglas en inglés) estaba aún en vigor.