Un ensayo experimental para reducir la población de mosquitos en Brasil, como parte del cual fueron soltados intencionalmente 450.000 ejemplares genéticamente modificados, terminó en fracaso y posiblemente llevó a la propagación de un híbrido aventajado biológicamente.
Un artículo publicado hace una semana en Nature Sientific Reports resumió los resultados del experimento, puesto en marcha en el 2013 en la microrregión de Jacobina (Bahía, Brasil). La autoría era de la compañía británica de biotecnología Oxitec, que intentó durante 27 meses reducir la población local de zancudos en un 90 %.
El objetivo básico era frenar la propagación de enfermedades transmitidas por sus picaduras, como la fiebre amarilla, el dengue, el zika y la artritis chikungunya. Los británicos liberaron medio millón de mosquitos tipo OX513A, una versión transgénica del 'Aedes aegypti', la cual combina una especie oriunda de México con otra de Cuba.
Se suponía que los estos portaran un gen dominante que volvería infértil la descendencia en la primera generación, y que también la marcaría con una proteína verde fluorescente. Como suele suceder, la vida encontró un camino para superar las limitaciones artificiales.
"La afirmación era que los genes de la cepa soltada no entrarían en la población general, porque la descendencia habría muerto", explicó en un comunicado el biólogo estadounidense Jeffrey Powell, autor principal del estudio sobre la eficacia del experimento. "Eso, obviamente, no fue lo que sucedió".
Apareamiento 'discriminatorio'
Oxitec estimó en un informe inicial que solo del 3 al 4 % de la descendencia 'infértil' llegaba a la madurez y que era demasiado débil para procrear. Estas estimaciones resultaron equivocadas, denuncian los científicos.
Entre el 10 y el 60 % de los ejemplares analizados tenían en su genoma algo heredado del OX513A. Si bien la tecnología funcionó aparentemente en un principio y redujo la población, aproximadamente 18 meses más tarde resultó completamente contraproducente y la cantidad de mosquitos en la zona volvió a los niveles previos a la prueba.
La conjetura es que las hembras optaron por no aparearse con los machos genéticamente modificados, por ser "más débiles", en un fenómeno que el equipo de Powell catalogó como "discriminación de apareamiento".
Sin embargo, algunos mosquitos transgénicos incluso mostraron indicios de un "vigor híbrido": una situación en la que la diversidad genética introducida artificialmente hizo que estos insectos produjeran una población más robusta y resistente.
Reacción de la empresa de transgénicos
Oxitec acusó a los investigadores de formular "numerosas afirmaciones y declaraciones falsas, especulativas y sin fundamento sobre la tecnología". Su respuesta, que recoge Gizmodo, afirma que en el artículo no se identificó ningún "efecto negativo, perjudicial o imprevisto" del experimento.
Además, la empresa puso en tela de juicio la afirmación sobre la "discriminación de apareamiento", asegurando que nunca ha ocurrido en ninguna de las liberaciones de un total de 1.000 millones de mosquitos machos soltados en Brasil y otras partes del mundo.
Ante esa presión de la operadora del proyecto transgénico, una notificación editorial de Nature avisa a los lectores, este 17 de septiembre, sobre las múltiples críticas a las conclusiones científicas y promete dilucidar el problema.