Un escenario pesimista del cambio climático para el siglo en curso establece la subida máxima de la temperatura media mundial en un nivel comprendido entre los 6 y 7 grados Celsius en relación al comienzo del siglo XX. Estas cifras figuran en una nota de expertos franceses que la consideran como altamente previsible para el año 2100.
El último informe disponible del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas (2014) ofrecía un pronóstico mucho más alentador: +4,8°C en el peor de los casos.
Según explicó Météo-France, un ente subordinado al Centro Nacional de Investigación Científica, se trata de dos modelos independientemente desarrollados por distintas instituciones especializadas en climatología. Las previsiones en ambos ensayos apuntan a un calentamiento más pronunciado y el autor principal de uno de ellos, David Salas y Mélia, asevera que son más fiables que las estimaciones anteriores.
El problema no es solo que las temperaturas serán cada vez más altas, especialmente en las regiones polares del planeta, sino también de los efectos que implicará la subida. Principalmente son los cambios en los niveles de precipitaciones, que están relacionadas, al igual que el calentamiento, con la emisión de los gases de efecto invernadero.
Ríos secos, hielo derretido
Dentro del escenario más pesimista, los aumentos de precipitación serán muy importantes en el Pacífico tropical y en cifras variables en el océano Índico oriental. En toda la cuenca mediterránea se espera una disminución de los niveles de lluvia, mientras que al norte de Europa lloverá cada vez más, "independientemente del modelo y el escenario".
Esta redistribución irá acompañada de "sequías mucho más largas y extensas", la agricultura se verá fuertemente afectada y los "incendios forestales se multiplican en regiones donde no son demasiado frecuentes hoy en día", dijo Salas y Mélia en una rueda de prensa el 17 de septiembre. Su previsión incluyó también un dato muy concreto y contundente: el río Garona, que nace en España y atraviesa media Francia estará seco desde el 2070 durante varios meses de año.
Las capas de hielo polares seguirán retrocediendo, como ha venido ocurriendo durante tres décadas, ya sea en verano como en invierno. A partir del 2050 el hielo marino podría desaparecer por completo en época estival. Según uno de los modelos, elaborados por el Instituto Pierre-Simon-Laplace, el desielo ya podría completarse para marzo en las latitudes árticas.
Incumplimiento del acuerdo de París
Los científicos calcularon también que las emisiones de dióxido de carbono de origen antropogénico deberían reducirse a valores negativos para alcanzar las metas designadas por el acuerdo climático de París. En concreto, se estima que para alcanzar un objetivo de 2°C, las emisiones deberían estar a cero a partir del 2080 y luego volverse ligeramente negativas. Para frenar el calentamiento a 1,5° C, se deberían anular las emisiones en 2060 y luego mantener valores negativos.
El escenario más pesimista supone que no haya ningún control de las emisiones de gases y se alcance una subida de 7º C. Uno optimista requiere una fuerte cooperación internacional y que todos los países prioricen el desarrollo sostenible. Y aún permitiría mantenernos por debajo del índice meta de 2°C de calentamiento global, admite Météo-France.