En agosto, el Ejército sirio logró liberar a la ciudad de Jan Sheijún, en la provincia de Idlib, del control de los extremistas. La urbe había quedado arrasada tras la expulsión de los integrantes del antiguo Frente Al Nusra y sus aliados, que ocuparon esa zona desde 2014, y ahora da los primeros pasos hacia la reconstrucción.
RT visitó la zona y pudo constatar que la vida poco a poco regresa a la ciudad: los residentes optan por volver a sus hogares mientras el Gobierno restaura la infraestructura, las redes, los servicios básicos y promete abrir las primeras escuelas. Sin embargo, las huellas yihadistas aún están presentes en algunos lugares de ese territorio y sus alrededores.
Nuestro equipo se adentró en una cueva descubierta recientemente que sirvió de fortificación subterránea de los islamistas y en donde representantes de los Cascos Blancos supuestamente filmaron el montaje de un ataque que utilizaron para culpar a Damasco del uso armas químicas contra civiles.
Con un área de unos 10.000 metros cuadrados, esta gruta fue diseñada de forma estratégica y estaba constituida por extensos túneles que servían como un enorme almacén de armamento y habrían constituido un punto de mando regional para los terroristas. Contaba con un puesto de mando, un hospital de campaña y dormitorios equipados.
Durante el recorrido del lugar se aprecia un taller en donde se fabricaban artefactos destinados a atacar principalmente instalaciones militares. "Aquí fabricaban drones. Los equipaban con municiones para luego arrojarlos sobre zonas civiles y posiciones militares", asegura Rami Mavas, coronel del Ejército sirio.
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