El modelo aplicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en países en crisis siempre es el mismo: ajuste del gasto público, privatizaciones, reforma laboral y previsional y menos control del Estado en la economía. Y siempre fracasa, porque lo que genera es empobrecimiento, deuda y dependencia de organismos extranjeros.
Por eso, 'Fondo. Otra vez la misma receta', el documental dirigido por el periodista Alejandro Bercovich y estrenado esta semana en Buenos Aires, apuesta por cambiar los ingredientes al explicar con una mirada crítica el papel que el FMI ocupa en la política económica global y, en particular, la presión que ejerce de nuevo en Argentina.
La película no podría ser más actual para la región, ya que en Ecuador el gobierno de Lenín Moreno se tambalea por las masivas protestas sociales provocadas por el recorte impuesto por el organismo, mientras que en Perú, país que el FMI puso como ejemplo de buenos resultados, continúa la crisis política después de que el presidente Martín Vizcarra intentara disolver al Congreso.
En Argentina, el presidente Mauricio Macri busca la reelección en medio de una grave crisis económica y después de haber recibido 57.000 millones de dólares, el mayor préstamo otorgado en la historia del Fondo. Quien gane las elecciones del 27 de octubre tendrá que renegociar el pago de esta macro deuda, lo que explica que a la premiere del documental haya acudido la mayoría del equipo económico de Alberto Fernández, el candidato peronista que lidera las encuestas.
A pesar de que la política económica, la historia del FMI, su relación con Argentina y los resultados negativos que el ajuste tuvo en Grecia y Portugal podrían ser temas áridos para el público masivo, un acierto de la película es que es ágil y accesible gracias a la creatividad de un guión que gira en torno a la elaboración de un platillo y que está dividido en cinco capítulos: 'Los ingredientes', 'Los cocineros', 'Las recetas', 'Los comensales' y 'El banquete'.
También desmiente mitos que se convirtieron en lugares comunes de los defensores del modelo FMI, como que "la economía de un país es igual que la de una casa", "hay que achicar el Estado" y "el derrame", la ya legendaria teoría de que el ajuste generará ingresos, luego vendrán las inversiones y finalmente el crecimiento económico que en algún momento llegará a los más desfavorecidos, lo que nunca ocurre. Al contrario, lo que hay en el mundo es una concentración de la riqueza cada vez mayor, fuga de divisas, fortunas escondidas en paraísos fiscales y ganancias sólo para los especuladores, entre ellos los fondos de inversión que son actores protagónicos pero casi desconocidos en el diseño de este sistema financiero.
El documental incluye entrevistas en Argentina, Estados Unidos, Grecia y Portugal con funcionarios y exfuncionarios, intelectuales, empresarios, diputados, sindicalistas, economistas, entre ellos el premio Nobel Joseph Stiglitz y, sobre todo, con ciudadanos, ya sea una maestra, un jubilado o la vendedora de un mercado. Son los rostros del ajuste, los que explican cómo les afecta en su vida cotidiana la pérdida de derechos sociales.
"El Fondo es cocinero de una misma receta", dice Bercovich en la película, "pero no es una conspiración, es un sistema, un orden social injusto".
En entrevista con RT, el director y periodista explica que la cinta nació a partir de los viajes que realizó a Grecia y Portugal para reportear los efectos de la intervención del FMI en sus economías. La idea de explicar este mecanismo con mayor detalle se reforzó el año pasado, cuando Macri anunció que pediría un préstamo y la prensa oficialista comenzó una estrategia para "lavarle la cara" al FMI, a sabiendas de la pésima imagen que tiene en Argentina por el papel central que jugó en la crisis de 2001.
"Pocas veces me indigno, me suelo reír con estas cosas, pero esta vez llamé a Claudio Martínez (productor del documental), le dije que no podía creer que hubiera un operativo de estas características para hacernos creer que el Fondo había cambiado y ya era un Fondo 'bueno', aunque es el mismo que nos hizo chocar como país en 2001. Creí que necesitábamos contar la verdad", explica el conductor del programa radial Pasaron cosas” y el televisivo Brotes verdes.
Para entonces, Bercovich ya había viajado a Grecia, en donde realizó un amplio reportaje para televisión en el que demostró cómo el ajuste dejó al país en un estado de post guerra, con un éxodo del 10% de la población más instruida, una caída del 25% del Producto Interno Bruto y un drástico aumento de la tasa de suicidios producto del alza de la pobreza y el desempleo.
"Tuvo tal repercusión el informe que entendimos que había una historia más amplia para contar, porque el FMI sigue siendo el mismo, no está preocupado por la igualdad de género ni por el medio ambiente, como quieren hacer creer. Había que recordar el papel que tuvo en el estallido de 2001 en Argentina, sobre todo para las nuevas generaciones que no lo vivieron, dejar en claro que es un vehículo de los intereses de Estados Unidos y de bancos de Wall Street", precisa.
Después de su fracaso en varios países, señala, a principios de este siglo el Fondo perdió legitimidad con su clientela y Argentina, Uruguay, Rusia, Brasil y Turquía saldaron sus deudas para evitar más imposiciones: "A partir de 2005-2006, el FMI casi se había quedado sin razón de ser. Después de la crisis de 2008 trató de cambiar de imagen y en buena medida lo logró de la mano de periodistas y gobiernos que hicieron lo posible para que volviera a ocupar un rol de autoridad".
Para Bercovich, lo importante de documentales como 'Fondo' o 'Deudocracia', de los griegos Aris Chatzistefanou y Katerina Kitidi, "es que están enfocados en las políticas de austeridad y sus consecuencias, hay que aprender unos de otros".
Con respecto al impacto del regreso del FMI en Argentina, destaca que el organismo nunca había jugado de manera tan frontal en favor de un candidato como lo está haciendo con Macri en estas elecciones: "Eso sólo puede responder a gestiones de Estados Unidos, porque es el principal accionista del Fondo. Los tecnócratas no querían ni siquiera otorgar el préstamo, nunca había pasado que prestara un monto tan grande y que cambiara las condiciones tan fácilmente, pero además la injerencia política que vemos ahora en la elección es inédita".
Cecilia González