El Tribunal Supremo de Brasil retomó este miércoles el juicio sobre la constitucionalidad del ingreso en prisión de condenados en segunda instancia, que podría liberar al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde abril de 2018.
En 2016, la Corte autorizó la ejecución de la pena antes de que se agotaran todas las apelaciones. Sin embargo, el Colegio de Abogados de Brasil (OAB), el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y el partido Patriota, que presentaron las demandas de inconstitucionalidad, argumentan que la presunción de inocencia impide la ejecución de una sentencia mientras todavía haya apelaciones en tribunales superiores, es decir, ante el Tribunal Superior de Justicia o el Tribunal Supremo.
"El entendimiento que surgirá de aquí servirá como guía para el desempeño de todos los magistrados del país y de todo el sistema de Justicia. Que quede muy claro que este juicio no se refiere a ninguna situación en particular", aclaró al semana pasada el presidente de la Corte, Antonio Dias Toffoli, en la apertura del juicio, que se espera se alargue varias sesiones.
¿Qué pasaría con Lula?
El expresidente (2003-2010) cumple una pena de 8 años y 10 meses de prisión por lavado de dinero y corrupción pasiva en el caso de un departamento triplex en la ciudad Guarujá, en el estado de Sao Paulo, en el marco de la megaoperación anticorrupción 'Lava Jato'.
Un cambio en la interpretación de la Corte podría dejar en libertad al líder del Partido de los Trabajadores (PT), porque todavía tiene un recurso en las cortes superiores. Sin embargo, no se descarta que alguno de los jueces pida aplazamiento sin fecha del juicio como ha ocurrido en otras ocasiones o que decidan, por ejemplo, que esa medida no afecta a los que han sido condenados ya en tercera instancia aunque todavía tenga recursos pendientes, como es el caso del expresidente.
Según el Consejo Nacional de Justicia (CNJ), la medida también afectaría a 4.900 presos, aunque sería necesario analizar caso por caso, ya que los presos considerados peligrosos o que fueron presos de manera preventiva no accederían a la libertad.
"Lula libre"
Hace tres semanas, el petista rechazó salir en régimen semiabierto tras cumplir una sexta parte de su condena. "Quiero salir de aquí con mi inocencia 100 % comprobada. Quiero que aquellos que mintieron al pueblo brasileño se sometan al juicio del pueblo como me estoy sometiendo yo", aseveró Lula, de 73 años, durante una reciente entrevista exclusiva a RT en la sede de la Policía Federal en Curitiba, estado de Paraná, donde cumple su pena.
El expresidente fue condenado también a 12 años y 11 meses de cárcel por corrupción y lavado de dinero en la reforma de una casa en Atibaia, Sao Paulo, pero la condena no está confirmada en segunda instancia. Además, tiene por lo menos otros seis procesos abiertos ante la Justicia.
"Lo primero que está por ver es si esa libertad estaría vinculada a la posibilidad de que Lula tenga derechos políticos. Si eso fuera posible, probablemente le veamos como candidato en las próximas elecciones contra Jair Bolsonaro", comenta el analista y profesor Creomar de Souza, fundador de Dharma Political Risk and Strategy.
Por la condena del triplex, el petista fue inhabilitado como candidato en las elecciones presidenciales de octubre de 2018, en las que era el gran favorito. Le sustituyó el exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, un gran desconocido que batalló contra el actual presidente.
"Lula tendrá una influencia importante en las próximas elecciones y su libertad podría alimentar la narrativa de inocencia que el PT ha construido en los últimos años. En cualquiera de los escenarios 'Lula Libre' cambiaría la fuerzas políticas a corto, medio y largo plazo", sentencia de Souza.
Otros casos que repercuten al expresidente
- El caso de Sergio Moro
La Segunda Sala del Tribunal Supremo se prepara para analizar si el exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia, fue parcial cuando era instructor de la Lava Jato.
Los abogados de Lula piden que se anulen las condenas impuestas por Moro, porque consideran que no actuó con imparcialidad cuando juzgó al expresidente en el caso del triplex de Guarujá.
Esta idea tomó fuerza en junio cuando el portal The Intercept Brasil filtró unos mensajes entre Moro y los fiscales del caso Lava Jato. Si los jueces deciden que no fue imparcial, el proceso contra Lula quedaría anulado y debería reiniciarse otra vez.
"Estoy desafiando a un juez que mintió en mi juicio, que era Moro, un procurador que mintió en la acusación, y los que dijeron mentiras en la investigación", comentó Lula.
- Derechos de los acusados
La Corte también debe decidir sobre el derecho de los acusados a hablar después de los denunciantes en los alegatos finales, y no al mismo tiempo, como se hizo en varios juicios. En agosto, el tribunal anuló una condena por corrupción contra el expresidente de la petrolera estatal Petrobras, Aldemir Bendine, en respuesta a un recurso presentado por el acusado bajo estos argumento de que fue perjudicado en el proceso judicial por no presentar su defensa después de los acusados.
Hace casi un mes, anuló por el mismo motivo la condena de Márcio de Almeida Ferreira, exgerente de Petrobras, condenado por corrupción pasiva y desvío de dinero. Ahora, el Tribunal Supremo debe decidir el alcance de esta decisión, es decir, a quién puede extenderse. Y ahí entra otra vez Lula y otros condenados de Lava Jato: la sentencia en primera instancia del exmandatario por el caso de la casa en Atibaia podría ser anulada.
Marta Miera
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