Mata una hembra de una de las especies de felinos más amenazadas del planeta y ahora le están investigando
La Guardia Civil española ha identificado al cazador que mató a tiros a una hembra de lince ibérico el pasado mes de junio. El suceso indignó a la ciudadanía española porque el animal había dado a luz pocos meses antes, por lo que su muerte significó también el probable fallecimiento de las cuatro crías que amamantaba.
El hombre investigado está acusado de un delito contra la protección de la flora y fauna al haber causado la muerte del animal con un disparo de escopeta en el municipio de Menasalbas, en Toledo, en el interior del país. El cazador ha declarado que disparó al animal después de haberlo confundido con un zorro.
La hembra estaba criando a cuatro cachorros de unos cuatro meses de edad. Uno de ellos fue encontrado muerto cuatro días después de que se localizase el cadáver de la madre y, aunque los otros tres aún no han sido hallados, todo hace indicar que habrían corrido la misma suerte.
Se llamaba Nenúfar y costó 400.000€, que es lo que invertimos en cada lince criado en cautividad para repoblar zonas donde fueron exterminados. Aquí aparece con sus cachorros, en los Montes de Toledo. Un furtivo se ha encargado de que todos estén muertos.pic.twitter.com/Jaya6TOvNu
— José Antonio Gavira (@Jose_Gavira) October 7, 2019
El cuerpo de este lince ibérico fue hallado el pasado 14 de junio por un agente medioambiental, que comprobó que se trataba de un ejemplar llamado Nenúfar. El animal fue criado en cautiverio dentro del Proyecto para la recuperación de la especie en los Montes de Toledo y puesto en libertad en febrero de 2017.
El diputado Juan López de Uralde se ha hecho eco de la noticia y ha informado de que Ecologistas en Acción de Toledo se personará en la causa contra el cazador, debido a "la gravedad de las circunstancias del caso y de los daños producidos en una especie en peligro de extinción, que incluyen la pérdida de los cuatro cachorros de la lince muerta".
Una especie en peligro de extinción
El lince ibérico (Lynx pardinus, por su nombre científico) es una especie en peligro de extinción endémica de la Península Ibérica. Se trata de la especie de felinos más amenazada del mundo, cuyas poblaciones se localizan en las regiones españolas de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha y en el sur de Portugal.
Tras más de dos décadas de estrecha colaboración entre varias regiones españolas, dos países (España y Portugal), la Unión Europea, así como diversas asociaciones y ONG, se ha logrado que la grave amenaza que pesa sobre esta especie se reduzca considerablemente. Si en 2002 se calculaba que solo quedaban 94 ejemplares en libertad, en 2017 ya se había detectado la presencia de 590. Aún así, el riesgo sigue presente.
El esfuerzo conjunto se ha concretado en una red de cuatro centros de cría en cautividad que han permitido las reintroducciones para que este animal vuelva a ocupar los territorios en los que vivía hasta que empezó su declive a mediados del siglo pasado.
Según Iberlince, el programa encargado de la recuperación de la especie, la mayor amenaza a la que se enfrenta el lince ibérico son los atropellos, seguidos de la caza furtiva. Así, solo en 2017, 31 ejemplares murieron en las carreteras, mientras que ocho fueron víctimas de cazadores y siete perecieron por causas desconocidas. En total, 58 linces murieron tan solo ese año por causas no naturales.