Un estudio relaciona los rasgos faciales de una dinastía monárquica de España con sus matrimonios entre parientes
Un equipo de 14 investigadores, entre los que se cuentan cirujanos maxilofaciales, antropólogos y genetistas, ha establecido una relación directa entre los matrimonios entre parientes que se llevaron a cabo en el seno de la Dinastía de Habsburgo (conocida como la Casa de los Austrias) y los rasgos faciales defectuosos que muestran varios de sus miembros.
Dicha relación ha quedado documentada en un estudio publicado hoy por la revista especializada Annals of Human Biology, que consiste en el análisis de una serie de diagnósticos maxilofaciales realizados a partir de 66 retratos pictóricos de los monarcas, conservados mayoritariamente en el Museo del Prado de Madrid (España) y en el Museo de Historia del Arte de Viena (Austria).
Los autores del estudio han medido el grado de prognatismo mandibular y de deficiencia maxilar de los sujetos estudiados –que no son otros que los monarcas de la casa de Austria desde desde Felipe I (1478-1506) hasta Carlos II (1661-1700)– y han podido constatar "una asociación entre la deformidad facial y la endogamia" practicada en el seno de esta importante dinastía real europea.
El caso ejemplar de Carlos II
Uno de los casos más llamativos estudiados en esta investigación ha sido el del rey español Carlos II, último de la Casa de los Austrias en España, que al no dejar descendencia por haber nacido estéril puso fin al reinado de su dinastía en el país ibérico.
Los padres de Carlos II, Felipe IV y Mariana de Austria, eran tío y sobrina, y a esa relación se sumaba además un alto grado de consanguinidad acumulada a lo largo de las generaciones anteriores.
Además de los defectos maxilofaciales observados en este estudio, este monarca español (que accedió al trono a los cuatro años) nació afectado de raquitismo y epilepsia, y siempre estuvo aquejado de una salud deficiente.
Genealogía profunda y arte barroco
Los investigadores calcularon el coeficiente de endogamia familiar de los Habsburgo a partir del exhaustivo estudio de un árbol genealógico con más de 6.000 individuos, pertenecientes a más de 20 generaciones. Luego pusieron en relación este coeficiente con el grado de deformidad facial, expresada en caracteres cuantitativos.
El conjunto de diagnósticos ha sido dirigido y supervisado por el cirujano Florencio Monje, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial y de Cabeza y Cuello.
Además de estar basados en varias pinturas al óleo –que el estudio considera altamente fiables por pertenecer "al barroco, un movimiento cultural caracterizado por un enfoque realista del rostro humano"– se apoyan también en diferentes documentos históricos, como descripciones físicas hechas por individuos coetáneos y cercanos a los diferentes reyes, que resaltaban este tipo de características físicas.