EE.UU. acusa a 'hackers' rusos de robar 100 millones de dólares e impone sanciones a varias compañías
El Departamento del Tesoro de EE.UU. ha anunciado este 5 de diciembre que establece nuevas sanciones contra 17 personas y 7 empresas rusas presuntamente vinculadas a la compañía rusa Evil Corp porque habrían robado unos 100 millones de dólares a varias instituciones financieras.
Las autoridades norteamericanas aseguran que ese grupo empleó el programa informático malicioso Dridex para evitar los antivirus de ciertos dispositivos y propagarlo mediante campañas de 'phishing' que envió por correo electrónico.
Al infectar los aparatos, ese 'malware' habría permitido a estos supuestos delincuentes robar la información necesaria para acceder a diferentes cuentas bancarias y reenviar su contenido a otras entidades controladas por Evil Corp.
Esta versión oficial estadounidense indica que esa empresa también habría robado otros 70 millones de dólares a través de Zeus, un programa informático malicioso similar, y utilizaría metodos diversos para obtener de corporaciones como Penneco Oil grandes cantidades de dinero, que habrían terminado en un banco de Bielorrusia.
Washington estima que las ganacias de Evil Corp serían "significativamente más altas" que los 100 millones de dólares calculados y convertirían a esa firma en uno de los mayores colectivos de piratas informáticos de la historia.
Sanciones contra Yakubets y Turáshev
Entre las personas sancionadas se encuentra el presunto líder de Evil Corp, Maxim Yakubets, ya que Washington estima que también trabajó para el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso).
Asimismo, el Departamento de Estado de EE.UU. ofrece hasta 5 millones de dólares de recompensa a quien facilite información que lleve al arresto de Yakubets.
Otra de las personas señaladas es, Ígor Turáshev, el presunto aliado más cercano de Maxim Yakubets, ya que "durante más de 10 años" habrían liderado "uno de los sindicatos más complejos del mundo en el campo del delito cibernético", según declaró Scott Brady, fiscal federal del Distrito Oeste de Pensilvania.
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