Años de observaciones espaciales han permitido registrar el fenómeno de las auroras polares en varios planetas del Sistema Solar, pero el origen de estas varía. Así, un nuevo estudio ha establecido que la mayor parte de las auroras observadas en Marte son producidas por protones y están relacionadas con el escape de agua al espacio.
Esas auroras de protones solo son visibles en luz ultravioleta pero, al igual que las auroras boreales en la Tierra, se deben al roce de la atmósfera con el viento solar, explica un comunicado de la NASA que recoge los datos del estudio. El equipo científico interuniversitario que lo llevó a cabo "descubrió que los períodos de mayor escape atmosférico se corresponden con aumentos en la incidencia e intensidad de las auroras de protones", dijo Andrea Hughes, de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, con sede en Florida.
El fenómeno tiene que ver también con el escape al espacio de vapor de la congelada agua marciana, un proceso que genera una enorme nube de hidrógeno en torno a Marte. El viento solar golpea esa nube y, acto seguido, los protones, cargados positivamente, capturan los electrones de los átomos de hidrógeno y se neutralizan. Son precisamente estas interacciones las que emiten la luz ultravioleta.
El análisis de un conjunto de datos recabados por la misión MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile Evolution) de la NASA reveló que las auroras de protones se registran en el 14 % de las observaciones diurnas. Este porcentaje aumenta hasta el 80 % durante el verano del hemisferio sur en Marte, cuando el planeta se encuentre más cerca del Sol.
El aumento del polvo y el calor del verano hacen que el vapor de agua se eleve más alto sobre la superficie, donde la luz ultravioleta del Sol lo divide en hidrógeno y oxígeno. La nube de hidrógeno en la atmósfera se vuelve más espesa y aumenta las auroras.
El fenómeno fue visto por primera vez desde la sonda espacial MAVEN en el 2016, pero al principio estaba considerado como bastante raro, debido a que los científicos no estaban "mirando en los momentos y lugares correctos", según admite el astrónomo Mike Chaffin, de la Universidad de Colorado Boulder.