Tras el golpe de Estado el 10 de noviembre contra Evo Morales en Bolivia, nueve venezolanos fueron detenidos en este país andino, acusados de porte de armas y sedición.
Ya en Caracas, algunos explicaron a RT lo ocurrido y denunciaron la fuerte campaña xenofóbica contra sus connacionales por parte de las nuevas autoridades, impuestas después del derrocamiento del líder del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Uno de los testimonio es el de Yoch Méndez, quien llegó a Bolivia de manera legal y con una oferta de trabajo de una empresa china para trabajar en la construcción de la carretera bioceánica.
Este hombre recuerda que tras la renuncia forzada de Morales, los venezolanos fueron despedidos pero en buena lid. Sin embargo, cuando se disponían a retornar a Venezuela por la frontera con Brasil, la Policía les detuvo para interrogarlos. A Méndez, concretamente, con el uso de la fuerza.
"Me empiezan a golpear y agarran un aparato y me empiezan a meter corriente", asegura este venezolano, a quien, según cuenta, le hicieron desnudarse y ponerse de rodillas mientras le seguían golpeando.
Mendez intentó explicarles que se encontraba en Bolivia por trabajo. "Señor, yo no he venido a su país a dañar a nadie. Nosotros somos hombres de familia que vinimos a trabajar. Al contrario vinimos a construir una carretera. Llame a la empresa china", les comentó a los policías.
"Un montaje"
El Gobierno de la autoproclamada presidenta interina, Jeanine Áñez, rompió relaciones diplomáticas con Caracas el pasado 15 de noviembre y pidió que sus empleados abandonaran Bolivia "por haberse involucrado en asuntos internos del Estado".
Días antes de haber sido expulsados, los diplomáticos sufrieron un asedio por parte de grupos violentos, sin que la fuerza pública lo impidiera.
Para la exembajadora de Venezuela en La Paz, Chris González, las detenciones fueron "un montaje" para justificar la expulsión. "No hay ni siquiera un abogado, una demanda, ni juicio y terminada la declaratoria, expulsado el cuerpo diplomático, se deshace aquel falso positivo y las personas son vueltas a poner en la frontera, se tienen que ir del país", subraya.
Durante esos días convulsos, también los periodistas del canal del Estado Venezolana de Televisión fueron mostrados por el Gobierno de facto como supuestos terroristas por cubrir las elecciones.
Uno de ellos fue Pedro Carvajalino, presentador del programa Zurda Konducta, de VTV. "Yo no soy un delincuente por ir con una cámara a grabar a Bolivia. Simplemente estamos ante una generación de gobernantes sostenidos por el miedo, la persecución y el terrorismo", denuncia.
La administración de facto de Áñez no reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, sino al opositor y también autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó, como mandatario encargado del país.